El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

El retrato es la suma de relatos

EL RETRATO ES LA SUMA DE RELATOS

EL MOSAICO ES LA MUSA Y LAS TESELAS

Auguro (a pesar de que jamás ejercí de pronosticador, pues apostador es otra cosa, otro caso; así que cuanto prediga aquí puede devenir y/o quedar en un santiamén en agua de borrajas o cerrajas, o sea, en nada) que, con el lento paso del tiempo (que para otras/os puede llegar a ser o suceder de modo raudo, célere; el tiempo es una sensación que tiene una vertiente objetiva, sin duda, pero, sin la misma hesitación, también otra subjetiva), cada día habrá más partidarios o seguidores (hembras y varones) de idéntica o parecida idea, en definitiva, que conformaremos o seremos una legión quienes veamos que un mismo eje (acepto que otras/os hablen de espetera, mera metáfora del tal) corta o pasa por la literatura de Annie Ernaux y la de otros muchos autores (ellas y ellos), hubieran leído previamente a la autora francesa mencionada, recién galardonada con el Premio Nobel de Literatura 2022, o no. Conjeturo que eso acaece, sin controversia ni refutación posible, con muchos de los textos escritos (en prosa o en verso) que ha ido publicando en su bitácora de Periodista Digital, el blog de Otramotro, mi creador o el hacedor de mis días, Ángel Sáez . En sus casos y en sus cosas, personales, caben los casos y las cosas de una colectividad de heterónimos y/o seudónimos, puesto que su literatura tiene la virtud de agrandarse tanto a lo alto o largo, como a lo ancho, dejando él (y otras/os, como él) que nosotros nos hagamos, dentro del contorno de sus límites, un sitio donde existir, sin apreturas, sin sentirnos empujados ni pisados, como eso, nos consta, de manera fehaciente, pasa en otras latitudes y/u otros lares.

El prestigioso Premio Nobel se lo han concedido este año a Ernaux (¡Felicidades! ¡Enhorabuena!); se lo han otorgado a los libros escritos por Ernaux; quienes ven, además, un galardón para el género que ella cultivó y cultiva, la autoficción, pueden estar acertados o profundamente equivocados. Demos tiempo al tiempo y este acaso se encargue de sacarnos de dudas, pues solo él es ese juez que da y quita razones.

La tesis que sostengo, en torno al caso, dice que hay un conjunto de relatos individuales que, bien conjuntados, hacen un fiel retrato colectivo, que da cuenta del mundo y de quienes lo pueblan, las personas. El mosaico es la musa y las teselas.

Está claro, cristalino, que la idea no es original, pues cabe hallar su estela o rastro en Fernando Pessoa y en Antonio Machado. Pero hoy, aquí y ahora afirmaré que la extraje de la enésima lectura que hice del relato con el que Jorge Luis Borges puso inmejorable remate al Epílogo de una de sus obras, “El hacedor” (1960). El cuento hiperbreve o microrrelato que, como me ocurrió con otros textos que consideré imperecederos y cruciales, imprescindibles para mi labor docente, me aprendí de memoria, dice así:

“Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara”.

Concentro aquí la tesis razonada: El macrocosmos es el microcosmos.

   Eladio Golosinas, “Metaplasmo”.

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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