El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Procedo a contestar a su pregunta

PROCEDO A CONTESTAR A SU PREGUNTA

DESENTRAÑANDO ENIGMAS, SÍ, MISTERIOS

Hoy (vale para cualquier día del año, sea cual sea la fecha en la que vea la luz, que será la que este menda haya decidido alumbrar o publicar este texto en su bitácora) un espontáneo (no dejaré constancia en esta urdidura o “urdiblanda” ni de su gracia de pila ni de sus dos apellidos, porque me da en la nariz el tufo de que son falsos —asumo, no obstante, que puedo estar equivocado, porque mis corazonadas o pálpitos no siempre han dado en el blanco o centro de la diana—, y no es mi intención hacerle publicidad, gratis et amore, entre otros colegas ficticios) se ha dignado escribirme, pero se ha limitado a mandarme a mi dirección más usada de Gmail un sucinto correo electrónico con esta sencilla pregunta: “¿Quién eres, Otramotro?”, sin firmarlo.

Procedo, a bote pronto, a contestar la pregunta del “maletilla” (ignoro si usa o no muletilla, es decir, si suele echar mano de la coletilla o el latiguillo, esto es, la palabra o frase que se repite a menudo en la conversación por mero hábito, no talar, sino oral, verbal).

Soy un viejo (me enmiendo al instante; aunque ya he cumplido los sesenta y un años, me siento un niño con arrugas, depositario de un sinfín de fracasos o naufragios) que todavía sigue inspeccionando los penetrales y/o recovecos del edén, el seminario menor navarretano, extinto (mas no en mi memoria), que pasé por alto entonces, en los tres años (acaso los más felices de mi adolescencia, y hasta de mi vida) que estudié interno allí, porque, a la sazón, estaba ocupado en otros menesteres, indagando enigmas, desentrañando misterios.

Estoy completamente seguro de que, si no hubiera releído recientemente las diez selectas palabras, diez, y cabales con las que logró retratarse (hizo una etopeya insuperable de sí mismo) Félix Francisco Casanova Martín, “yo soy mi propio abuelo viendo a mi infancia jugar”, no hubiera escrito cuanto acabo de trenzar y me dispongo a dejar a continuación, negro sobre blanco, aquí. Así que me siento en deuda con el modélico retrato moral del malogrado autor canario, un jovencísimo genio, sin duda.

Y, como de bien nacido es ser agradecido, con dicho título, precisamente, procedo a urdir un soneto, una mera variación en verso sobre el mismo asunto o tema.

DE BIEN NACIDO ES SER AGRADECIDO

 

Soy el yayo que goza horrores viendo

Cómo el adolescente que fui otrora

Aprendía jugando a cualquier hora,

O viceversa, lo contrario haciendo.

 

El abuelo que soy hoy se está riendo

A batiente mandíbula, sí, ahora,

Del pipiolo que fue, que aún adora

A los Camilos hasta ateo siendo.

 

Se puede venerar a los docentes

Que antaño en el edén me desasnaron

Y como ciudadano me formaron,

 

Aunque ellos fueran curas muy creyentes.

Fino este con mi verso preferido:

De bien nacido es ser agradecido.

 

   Ángel Sáez García

   [email protected]

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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