El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

¿Influye lo pasado en el presente?

¿INFLUYE LO PASADO EN EL PRESENTE?

¿EXISTE, SIN NINGUNA DUDA, EL KARMA?

Confío, deseo y espero que uno, dos o varios de los argumentos o razones de peso que iré dejando diseminados/as en los párrafos que siguen le ayuden a usted a responder con criterio ponderado a una o a las dos preguntas que encabezan este texto, la del rótulo y la del subtítulo.

Puede que lo que le ocurre hoy a “el Santito” también le suceda a usted, atento y desocupado lector (ora sea o se sienta ella, ora sea o se sienta él, ora sea o se sienta no binario) de los renglones torcidos que contenga esta urdidura (o “urdiblanda”), si es que considera crucial, inteligente, oportuno, pertinente y responsable llegar al final; que, acaso, por el motivo que sea, no le interese continuar pasando su vista por ella (entiendo que leerla pueda producirle una mezcla de alipori y náusea) y decida cortar por lo sano.

Puede que a “el Santito”, tras haber conseguido alcanzar la cima del ochomil, o sea, habiendo olvidado algunos episodios sucios o lamparones con los que otrora manchó su conducta o currículum (que otros llaman con otros vocablos, verbigracia, conciencia o alma), ahora alguien, por haberse sentido perjudicado injustamente por él tal vez, haya decidido darle el mismo jarabe de palo o pagarle con la misma moneda de la ingratitud (que en el anverso o cara puede contener tres rostros, todos ellos nocivos, deletéreos si se miran, los de las tres gorgonas: Esteno, Euríale y Medusa, que cabe cotejar con los tres tipos que identificó Santiago Ramón y Cajal: “Hay tres clases de ingratos: los que callan el favor, los que lo cobran y los que lo vengan”).

Está claro, cristalino, que nuestra memoria es selectiva; y, por tanto, tendemos a olvidar lo accesorio o secundario y a quedarnos con lo precipuo (no prepucio, su anagrama, como se empeña en corregirme, mal, muy mal, rematadamente mal, el diccionario que lleva incorporado el tratamiento de textos del ordenador de la biblioteca municipal “Yanguas y Miranda”, de Tudela, que ahora uso) o principal. Empero, he comprobado, de manera fehaciente, en mis propias carnes, que no hay recuerdo que se muestre más indócil, que sea más renuente a caer en saco roto, que el que uno insiste con tesón, un día sí y otro también, en olvidar a todo trance, por el motivo razonado de que influye negativamente en nuestro estado de ánimo.

Es público y notorio que, como le ocurrió a Sísifo, que, por su avaricia y falsía, fue condenado en el Hades a acarrear sobre sus hombros una pesada roca y, cuando estaba a punto de hacer cumbre con ella, esta se le escapaba y volvía a la base, tras haber caído rodando por la ladera de la montaña, insistiendo, una y otra vez, en la misma operación, con idéntico resultado, otro tanto le acaece a “el Santito” y, quizá, a usted y a mí. Y, así, tras olvidarnos de la falta o faltas pretéritas, viene alguien, qué mala leche, sí, a rememorárnoslas.

Si nosotros nos hubiéramos comportado entonces bien, sin tacha; si hubiéramos estado a la altura de las circunstancias, con oportunidad y/o acomodación de tiempo y lugar, acaso el rencor ajeno no hubiera arraigado, como lo hizo, y las cosas hoy serían distintas, mejores de lo que son.

   Ángel Sáez García

   [email protected]

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

Lo más leído