"Quién te ha visto y quién te ve"

Inés Arrimadas y el suicidio de Ciudadanos

Es, para muchos, el suicidio de Ciudadanos, que tras el desplome electoral en Cataluña parece camino de convertirse en un partido residual en Madrid y probablemente en el conjunto de España.

Demasiados cambios de línea, volteretas y muestras de escasa fiabilidad.

Inés Arrimadas -quién te ha visto y quién te ve a tenor- cargó hace unos meses contra aquellos que querían «poner en peligro la estabilidad de los gobiernos» en mitad de la pandemia porque, a su juicio, tenían «un problema moral».

Este 10 de marzo de 2021, su formación ha pactado una moción de censura con el PSOE en la Región de Murcia para desbancar al PP tras 26 años en el Gobierno autonómico.

La presidenta de Ciudadanos, en el centro de las miradas, guarda silencio, pese a haber estado al frente de una maniobra que para muchos supone el principio del fin de la formación naranja.

Quien piense que la moción de censura pactada entre Cs y PSOE para descabalgar al PP del Gobierno de Murcia no era una operación de amplio espectro que abarcaba otros territorios es un cándido superlativo.

Arrimadas y Sánchez tenían perfectamente diseñado un plan que iba más allá de Murcia y que se ha visto frustrado por la rápida y contundente actuación de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, al disolver el Parlamento madrileño y convocar elecciones. Era la respuesta natural a una operación urdida entre Sánchez y Arrimadas con el fin concreto de aislar al PP.

Ayuso ha hecho exactamente lo que tenía que hacer: impedir que la izquierda utilizara al Cs como tonto útil (y muy desleal, por cierto) de una estrategia que sólo servía a los intereses del PSOE.

Arrimadas, muy posiblemente, haya cavado su tumba política y condenado a su partido a una muerte segura y dolorosa: el electorado no paga traidores y Madrid será la tumba política de quien se ha comportado de forma indecorosa.

Serán los madrileños quienes tumben a Inés Arrimadas con sus votos y certifiquen la defunción de un partido que en su afán de encontrar un lugar bajo el sol se ha precipitado al abismo.

Gobernarán en Murcia, pero lo harán con el estigma de la traición en sus siglas hasta que el electorado e esa Comunidad los mande al infierno político.

Eso es lo que ha ganado Arrimadas: dos años de poder en Murcia a cambio de entregar su alma a la izquierda.

Por fortuna, la respuesta de la presidenta madrileña coloca a Cs ante el espejo de su propia deslealtad. Lo ocurrido tendrá consecuencias políticas a nivel de de estrategias, porque el PP ya sabe que la alternativa al socialcomunismo pasa indefectiblemente por no romper puentes con Vox.

Es la única posibilidad de desmontar la estrategia de retroalimentación de intereses entre el socialcomunismo, separatistas y proetarras.

Con Cs en vías de extinción, Casado ya sabe cómo se las gasta el partido de Arrimadas, de modo que el camino a seguir es uno y sólo uno.

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