Hay una calma tensa en las afueras del centro comercial de Bonaire, situado en Aldaia, en la zona metropolitana de Valencia.
Son 5.700 plazas de parking (incluyendo exteriores), tres pisos (dos de ellos subterráneos), y las peores previsiones es que 700 desaparecidos pudieran estar sepultados bajo el lodo que llega hasta la misma boca de la salida a la superficie del parking. Una imagen que se ha viralizado por redes sociales, como una entrada a un lago subterráneo tenebroso que solo puede esconder muerte y desolación, y que se corona con un letrero que dice ‘bienvenidos’.
Escribiríamos que las autoridades temen lo peor, pero los que lo temen de verdad no son las autoridades, que se han demostrado incompetentes hasta lo exhausto, sino los vecinos, familiares, amigos de quienes trabajan en Bonaire o en la tarde del terrible 29 de noviembre estaban en el centro comercial.
La calma es muy tensa en las afueras del centro comercial. El silencio es sobrecogedor. Allí llegan algunos familiares y amigos desesperados deseando que empiecen las labores de desatranque. Los primeros en entrar, los buzos. Y fuera, algún trabajador de seguridad del centro comercial nos intenta echar. No están muy tranquilos. Algunos de los amigos y familiares nos comentan que este parking estaba mal hecho, que todo el mundo lo sabía.