El presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, quiere “explicar bien” las decisiones que está tomando su Gobierno con respecto a Cataluña. No debe ser fácil contentar a sus socios independentistas y, a la vez, convencer a todo un país de que ese es el camino correcto a seguir.
Ahora, desde Moncloa y Ferraz, están diseñando una estrategia de comunicación para mostrar las “decisiones positivas” que dicen estar tomando. Además, el Gobierno ya sabe que “habrá más cosas que comunicar y explicar muy pronto”. ¿Será el referéndum lo que Sánchez nos quiere pintar bonito? Poco más le queda ya para darle a sus amigos de ERC después de haberles concedido la derogación del delito de sedición y la reforma de la malversación.
Por ello, Moncloa ha fichado a un periodista catalán solo para informar sobre las negociaciones del Gobierno con la Generalitat. El elegido para el nuevo puesto ha sido Pablo Tallón, hasta ahora director del programa “Aquí Catalunya” de la Cadena SER.
Con la estrategia comunicativa que prepara ya la Secretaría de Estado dirigida por Francesc Vallès y la incorporación de Pablo Tallón, Sánchez quiere explicar lo inexplicable para apaciguar el ambiente tanto dentro Gobierno, como de su propio partido, así como de puertas para afuera.
Rebaja al delito de sedición y malversación
Pedro Sánchez ha demostrado que no le importa sacrificar lo que sea y a quien sea con tal de permanecer en La Moncloa. Le da lo mismo cargarse sus promesas electorales, instituciones y organismos públicos, el Código Penal o la integridad territorial.
El presidente del Gobierno pagó parte su deuda con los golpistas catalanes cuando confirmó que PSOE y Unidas Podemos presentarán una iniciativa legislativa en el Congreso para derogar el delito de sedición por el de «desórdenes públicos agravados». Se trata de un duro golpe para la unidad de España, ya que la medida supone un alivio para las penas de los separatistas que promovieron y ejecutaron el 1-O.
Otro punto que reclamaban los secesionistas era la reducción de las penas del delito de malversación por el que varios miembros de ERC habían sido condenados por los hechos del 1-O. El socialista, completamente arrodillado, ha aceptado. Justificando lo injustificable ya que hay que recordar que Sánchez llegó al poder gracias a una moción de censura que se sustentaba en un caso de corrupción, empleando un párrafo de una sentencia. Ahora, la corrupción no le parece tan grave.