Pedro Sánchez tiene un problema de órdago a la grande en su Gobierno.
Y en parte es hasta casi normal cuando dentro del Consejo de Ministros se tiene a cinco ministros podemitas.
La formación de Pablo Iglesias, Unidas Podemos, no es precisamente proclive a ensalzar la monarquía y en cuanto tiene la más mínima ocasión aprovecha la circunstancia para criticar a la Casa Real.
Acuérdense cómo Pablo Iglesias atacó desde la sala de prensa del Palacio de La Moncloa a la realeza jaleando la cacerolada que en marzo de 2020 se produjo contra Felipe VI por el simple hecho de la aparición de un fondo que tenía su padre, Juan Carlos I.
Ahora, con la marcha del rey emérito de España, los de Unidas Podemos insisten en atacar ya no solo al que fuera monarca durante 39 años (1975-2014) sino que elevan la apuesta yendo a degüello contra la propia institución de La Zarzuela.
Y eso a pesar de que Pedro Sánchez había expresado su total convencimiento de que en todo caso debía juzgarse a personas, no en este caso a la Casa Real.
Pero está claro que los podemitas van por libre y baste como ejemplo las declaraciones de Alberto Garzón quien, al igual que la gran mayoría de los líderes de la formación morada, recurrió a Twitter para tarifar no solo contra Juan Carlos I, sino contra toda la monarquía.
En definitiva, que se tomó a chufla al propio presidente del Gobierno, algo ya muy normal en el ministro de Consumo, acostumbrado a bombardear la labor de los miembros de su propio Ejecutivo.
Y si no, que se lo digan a la ministra de Turismo, Reyes Maroto, cuando a Garzón se le ocurrió la ‘genialidad’ de despreciar el peso que este sector tiene en la economía española.
Así se expresaba el comunista en Twitter sobre Juan Carlos I y la institución monárquica:
Una democracia avanzada no pide a sus ciudadanos actos de fe para confiar en individuos supuestamente honestos y no corruptos. En su lugar diseña instituciones para desincentivar y evitar la corrupción: elecciones, rendición de cuentas, transparencia, revocatorios… ?
— Alberto Garzón? (@agarzon) August 10, 2020
Eso es, en esencia, lo que reclama la tradición política republicana, la cual va mucho más allá de la elección democrática del jefe de Estado. La clave no es si Juan Carlos es buena persona, sino cómo y sobre todo por qué pudo hacer lo que hizo. Instituciones, no personas.
— Alberto Garzón? (@agarzon) August 10, 2020
La democracia no debería consistir en exigir moralidad a los dirigentes y representantes públicos sino en tener normas y reglas que impidan que cualquiera, por bueno que parezca al principio, pueda convertirse en corrupto. Y, si llega el caso, que se le pueda revocar del cargo.
— Alberto Garzón? (@agarzon) August 10, 2020
Si en España tuviéramos un buen bloque de liberales políticos éstos no tendrían inconveniente en aceptar estas tesis. Desgraciadamente usan el nombre de liberales aquellos que no son sino aduladores monárquicos dedicados a construir defensas ad hoc de cualquier comportamiento.
— Alberto Garzón? (@agarzon) August 10, 2020