El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (XXXVI)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (XXXVI)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

Eres consciente de que, o estudias, o lo normal es que suspendas todos los exámenes a los que te presentes. Está claro que no te va la vida en ello. Pero, asimismo, está cristalino que el saber exige horas de estudio. Aprobar puede ser mera cuestión de suerte.

Entiendo que, de poco o nada sirve que leas a quien sostiene una tesis y, pocos minutos después, a quien mantiene la opuesta o complementaria. Pero así está montado el tinglado del conocimiento (que no miento; permíteme también a mí, aunque sé que te disgusta, este parvo desahogo).

Comprendo cómo te sientes, pero, como te he trenzado por otro canal e itero, poco más o menos, aquí, no obstante estés o te sientas CHAF, chafado, harás bien en sacar ánimo de la astenia, o fuerzas de flaqueza, y echarle horas y redaños al asunto que tienes entre manos, que se las trae, pues no es ni baladí ni menor.

Ergo, brío o valor, y al toro. Relativiza, si quieres, pero no te engañes a ti mismo. No eres lerdo, ni memo.

Ánimo, ánimo, ánimo. Que tu ánima se llene de él y no olvides la última sílaba que contiene la forma verbal “olvides”, el acrónimo DES, dedicación, esfuerzo y sacrificio.

La décima que titulé “QUIEN ME DA ASCO Y MÁS ME MIMA” y que comentas aquí, en mi bitácora de Periodista Digital, con tino, si reparas en el siguiente dato en concreto, ha quedado guardada o recogida en varios archivos. No eches en saco roto la información que te he brindado, las diversas referencias que he hecho de los indicados, pero menos a las menciones explícitas que hago ahora de tres cajones precisos: “Amor”, “Ficciones” y “Humor”. Con lo urdido, mi doble intención es, de una parte, dar a entender a las/os posibles lectoras/os de los diez versos que los personajes en cuestión no existen, pero, seguramente, no faltarán quienes indaguen e identifiquen a los mentados Sol y Vicente en esta o esa fémina y aquel varón, cornagueses o no; y, de otra, dar cuenta en el poema de lo que considero más común o usual que extraordinario, que hay una infinidad de aspectos, facetas o matices que nos gustan de las personas que amamos, pero, asimismo, hay otro sinfín que detestamos, mas soportamos, porque a las/os tales no solo las/os amamos mucho, sino que solemos aplicarles una buena capa o dosis de humor.

La tesis que sostiene la combinación métrica marras es la misma que cabe hallar en otras composiciones que también urdió servidor: los dos ingredientes fundamentales, imprescindibles, necesarios, para continuar peregrinando por este valle de lágrimas son el amor y el humor. El amor, que nos permite entender lo incomprensible; y el humor, que nos ayuda a aguantar lo insoportable.

Te saluda, aprecia, anima (que en esta misiva apenas lo ha hecho —¡vaya ironía!— el abajo firmante) y abraza

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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