El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Es alguien muy especial mi amada musa

ES ALGUIEN MUY ESPECIAL MI AMADA MUSA

   Es alguien muy especial mi amada musa tinerfeña, Iris Gili. Por ejemplo, es la primera ganadora de un prestigioso premio literario, el Total (por cierto, barrunto que quien tuvo la genial idea de llamarlo así fue mujer, por su sabia intuición, ya que han sido nueve o diez, ya no llevo la cuenta exacta, los que se le han sumado, a fin de destacar las numerosas perlas diseminadas que cabe advertir e identificar en “El mosaico”), que carece de título universitario. Ahora cada vez son más las/os que empiezan a entender por qué me enamoré hasta los tuétanos de ella, por qué muchas/os se hacían cruces de mi elección y determinación. No les entraba en la cabeza que mi corazón se hubiera decantado, sin dudarlo, por Iris.

Tras reconocer, sin ambages, que quedé prendado al instante de la mujer del momento (entonces solo lo era en potencia, no, como ahora, que lo es en acto; una mera posibilidad, pero algunas personas hemos nacido con un don especial y gozamos, verbigracia, del notorio y público privilegio de tener un sexto sentido extra o adicional), sospecho que algunas/os, ¿una legión?, me envidiarán sin porqué, porque no pretendo beneficiarme de la relación (de amor, por mi parte; de amistad, por la suya), ni es mi propósito que vean en Iris un elemento que me sea más que útil en mi quehacer literario, creativo. Por ahora, mi intención es seguir haciendo lo que me agradaba, trenzar mis textos y publicarlos en mi bitácora. Aún no me ha nacido ni he sentido la necesidad imperiosa de editar lo que ya ha sido alumbrado en formato de libro.

Reconozco que ardo en deseos de volver a abrazar a Iris, pero, mientras no haya en el mercado (en sentido estricto, en los centros de salud) viales de la vacuna aprobada y apropiada para combatir el coronavirus, mientras (aunque me consta que no hay riesgo cero) exista la mínima probabilidad de resultar contagiado por/tras tomar o utilizar en una sola jornada varios medios de transporte, tren, taxi, bus (guagua) y avión, seré responsable (con los demás y conmigo) y seguiré conformándome con atesorar mis anhelos, ilusionándome con hacerlos al año que viene, una vez haya quedado atrás el nefando y nefasto doble veinte, realidad/es.

De su sólida red digital de epígonos o seguidores nada tengo que decir ni escribir. De su exitoso y extenso listado de estrategias de fidelización ídem (o tampoco).

Hasta ahora el grupo de las/os lobas/os ha/n callado; ha/n esperado a leer “El mosaico” para poder opinar (lo deseado, esperado, lógico y normal). Y repartir zanahorias y palos. No obstante, me da en la nariz que, más pronto que tarde, alguna/o va a ponerse (ergo, no oponerse) a sacarle brillo al filo y a verter vitriolo, sacando a paseo su sarcasmo. Iris volverá a dar de lleno en el blanco o centro de la diana si se dedica a lo suyo, a hilar sus historias y a tolerar que cada quien pueda decir o urdir lo que crea conveniente y pertinente sobre ella y sus textos, siempre que no le calumnie ni injurie, claro. Su abogada ya está al quite, pendiente de que nadie le manche el nombre (ni a Iris ni a ella) en la red de redes.

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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