El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Eres la pieza que completa el puzle

ERES LA PIEZA QUE COMPLETA EL PUZLE

Ignoro si tú, hembra o varón, que te dispones a leer atentamente los renglones torcidos que contiene este texto, tienes claro, cristalino, qué debe hacerse con una responsabilidad colectiva, grupal. Servidor, el abajo firmante, considera que toda responsabilidad coral ha de distribuirse lo más equitativamente posible (teniendo en cuenta las habilidades de cada quien, si estas se conocen, claro) entre los individuos que conforman dicho elenco. He hecho el esfuerzo de retrotraerme y he llegado hasta el reparto de los oficios que se hacía al inicio de cada curso escolar en el colegio que los religiosos Camilos regentaban otrora en Navarrete (La Rioja), donde he hallado mi primera toma de conciencia personal, en serio, de dicha realidad, mi asunción de la obligación, compartida por todos los miembros de la casa o comunidad, de hacerme responsable ante el resto de mi pequeña parcela, la limpieza (barrer y quitar el polvo), por ejemplo, de un tramo de la escalera interior, tarea diaria que me hacía merecedor de saborear, a continuación, como recompensa, la primera comida del día, el desayuno.

Aunque cada uno de nosotros, en solitario, podamos ser insignificantes, y cada una de nuestras obligaciones, sin compañía, intrascendentes, si los/as juntamos y sumamos, formamos sendos montones (como forman una duna muchos granitos de arena en el desierto). Como se lee, escrito en francés, en el escudo de la bandera de Haití, “L´ union fait la force” (“La unión hace la fuerza”). Nuestro primer (y único allí) profesor de latín, Daniel Puerto, para explicar la tesis precedente, nos hubiera puesto un ejemplo; ergo, hubiera mencionado el apellido (no siempre el primero) de alguno de nosotros, sus alumnos, para que el aludido saliera a la palestra, se acercara a la pizarra, tomara de la repisa un trozo de tiza y escribiera en el encerado, verbigracia, la siguiente locución latina, “Adde parvum parvo, magnus acervus erit”. Y, con su inestimable ayuda, la hubiera traducido, correctamente, así: “Añade un poco a otro poco, y el montón será (o se hará) grande”. ¡Qué importante puede ser un grano (de lo que sea; si, previamente, se ha apartado oportunamente de la paja; o sea, se ha seleccionado lo sustancial y se ha excluido lo accesorio)! Y es que, grano a grano, si una/o persevera, aun siendo los susodichos cosas menudas, una/o puede allegar para todo el año, pues, según la paremia, que ha devenido proverbio, un grano no hace granero, pero ayuda al compañero (a hacerlo), junto con otros muchos, evidentemente.

Si todos sumamos y no restamos, si todos completamos la tarea asignada, si culminamos, de la mejor manera posible, nuestra parte alícuota de limpieza, el colegio, la colectividad, se evita un gasto (que puede dedicarse y destinarse a otro menester) y nosotros aprendemos a ser responsables (porque, si no cumplimos con nuestra labor, la limpieza se resiente; y si el incumplimiento individual se generaliza, una mota de polvo se une a otra y, como la suciedad tiende a formar sociedad, esta se acumula, y el desastre sobreviene y se impone), a empatizar y solidarizarnos con nuestros compañeros, resultando todos satisfechos, al sentirnos útiles.

Está claro que, si el conjunto de las piezas no engranan, si los dientes de la máquina no encajan en los agujeros de la rueda, esta no realiza la labor para la que fue diseñada, es decir, el aparato no funciona.

Que el ser humano es un ente social, sociable, una/o lo aprende conviviendo con otros (ellas y/o ellos). Si conociendo a los demás, nos conocemos a nosotros mismos, y viceversa, la pandemia de la covid-19 a quienes no lo sabían les habrá enseñado, al menos, esto, que protegiéndose protegían a los demás y, a la inversa, desprotegiendo a los demás se desprotegían. Así que, cumpliendo con nuestra responsabilidad individual, favorecemos o propiciamos que la protección colectiva sea un hecho, un éxito (junto con la vacunación, que va viento en popa, por supuesto).

Por todo lo argumentado o razonado arriba, atento y desocupado lector (seas o te sientas ella o él), mutatis mutandis, considérate abeja de un enjambre, tesela que corona un gran mosaico; eres la pieza que completa el puzle.

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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