El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Mi dictamen en torno a los indultos

MI DICTAMEN EN TORNO A LOS INDULTOS

LA CAUSA DE LA CAUSA ACASO ENCAUSE

   Vaya por delante que no me siento solo, una isla (como verseaba en uno de sus textos más citados, “Devociones para ocasiones emergentes”, el poeta metafísico inglés John Donne, que no veía al ser humano, una persona, de esa guisa, una isla), cuando leo cuanto escriben dos almas gemelas (así las reputo o considero) del abajo firmante, Javier Cercas (que, haciendo caso a su primer apellido, barrunto siempre próximo, cerca) y Daniel Gascón (en EL PAÍS SEMANAL y EL PAÍS, respectivamente). Ambos tienen el don o la habilidad de argumentar magistralmente, mejor que yo, lo que pienso sobre varios asuntos de enjundia, sobre todo, lo concerniente al diuturno “problema catalán”.

Así que a ti, atento y desocupado lector (seas o te sientas ella o él) de estos renglones torcidos, te recomiendo, con especial encarecimiento, que (re)leas en la página 8 del número 2.329 de EL PAÍS SEMANAL, del domingo 16 de mayo de 2021, en uno de sus atinados y sutiles Palos de ciego (irónico marbete, sin duda, me parece el elegido por él), el artículo titulado “Pere Aragonès, contra el odio”, de Cercas, en el que su hacedor se asombra de que “Aragonès sea capaz de ver el odio y la xenofobia en Vox con tanta claridad y no sea capaz de verlo a su lado”, reflexión apodíctica que corona así (con un guiño, si la voz homenaje es o resulta excesiva, subliminal o no, a “Casa tomada”, de Julio Cortázar, cuento inquietante): “si el propósito es auténtico, lo primero que deberían hacer, en vez de dar lecciones a nadie —y aparte de dejar de contar mentiras y de desmentir las que en los últimos años han difundido a mansalva—, es desterrar el odio y la xenofobia del secesionismo, que es donde más cerca lo tienen, devolverlos a las catacumbas, de las que nunca debieron salir y encerrarlos allí a cal y canto. Y luego tirar la llave donde nadie vuelva a encontrarla”.

Tras llevar a cabo lo recomendado, te aconsejo, asimismo, que hagas tres cuartos de lo propio con “El poder se perdona a sí mismo”, colaboración sabatina de Gascón, en la página 13 del diario EL PAÍS, del pasado sábado 29 de mayo de 2021, donde su autor sostiene que “la razón principal para conceder el indulto es la principal razón por la que el presidente del Gobierno hace las cosas: le ayuda a mantenerse en el poder”.

Habrá quien conjeture (y, tal vez, no le falte razón) que tanto Cercas, como Gascón y servidor estamos equivocados, esto es, que marramos morrocotudamente (pero puede que lo mismo quepa y pueda pensarse y pasarles a los demás, el resto, si el resto opina lo diametralmente contrario u opuesto a lo que consideramos). El tiempo, ese juez ecuánime, imparcial y supremo, que da y quita razones, dirá.

Aunque no me matriculé jamás de una sola asignatura de la carrera de Derecho, sí que tuve varios compañeros de piso que lo hicieron, y, de los muchos casos y cosas de los/as que les oí razonar, me llamó la atención este argumento, que solían usar los futuros litigantes, de que “la causa de la causa es causa del mal causado”.

Mi deseo y esperanza es que, una vez concedidos los indultos, no ocurra otro desafuero, por supuesto, pero ya que tenemos la posibilidad de fantasear, pongamos en marcha dicha facultad; e imaginemos, verbigracia, que, tras concederles el Gobierno el indulto parcial, generalizado (aunque luego se individualice), algunos indultados vuelven a las andadas (han aducido varios de ellos que volverían a hacerlo) y organizan otro bochinche o simulacro, como el de otrora. Si este ocurriera durante el tiempo en el que estuvieran libres los que, de no haberse concedido la medida de gracia, hubieran estado cumpliendo sus penas en prisión, ¿quién sería colaborador necesario y/o se haría corresponsable, cabría preguntarse, de ese bochornoso delito, teniendo en cuenta el principio antedicho de que “la causa de la causa es causa del mal causado”? La causa de la causa acaso encause.

El pasado domingo 30 de mayo de 2021 el diario EL PAÍS titulaba su edición de papel, a cinco columnas, así: “Los indultos serán rápidos, limitados y reversibles”. Como me consta que el Ejecutivo (en sentido estricto, sus miembros) es consciente de que el infierno está empedrado de buenas intenciones, ¿qué bien oculto, superior, les empuja a culminar algo que puede salpicarles y dejarles en feo ante la opinión pública y publicada, me pregunto?

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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