MÁS VALE SER TEMIDO, SÍ, QUE AMADO
¿LA OPOSICIÓN ASÍ SERÁ GOBIERNO?
Desde que en agosto de 1978 las fuerzas de la guerrilla del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), lideradas por el Comandante Cero, Edén Pastora, el Comandante Uno, Hugo Torres, y la Comandante Dos, Dora María Téllez, consiguieron, ciertamente, liberar al país centroamericano de la dictadura somocista, su gerifalte, Daniel Ortega, ya ha logrado su propósito, proclamarse (en sentido estricto, que lo proclamaran) no una, ni dos, ni tres, sino cuatro veces, ese póquer de ocasiones, presidente de Nicaragua (la última, hace un lustro, en 2016).
Según todos los indicios, Ortega pretende concurrir, como candidato presidencial, por octava vez (a eso lo llamo yo “vocación de servicio público”, con mucha ironía, claro) a la próxima convocatoria, cuyos comicios se celebrarán dentro de cuatro meses, el 7 de noviembre.
Quien haya leído con detenimiento “El príncipe” (1532), de Nicolás Maquiavelo, colegirá, seguramente, lo oportuno, que Ortega ha seguido, al pie de la letra, el abecé, los consejos que el florentino fue diseminando a lo largo de su obra (“más vale ser temido que amado”), a fin de que se los apropiara e hiciera suyos el líder, el guía, el máximo mandatario, quien ostenta la más alta magistratura en Nicaragua y (dada la erótica del poder, incontrovertible) anhela seguir ostentándola.
Acaso haya llegado la hora del día del mes del año de que otro frente, a la inversa del que antaño conformó el FSLN en 1978, haga todo lo posible, desde el punto de vista democrático y legal, por supuesto, para derrotar en las urnas y, por ende, derrocar otro régimen, el de Ortega.
Y es que el citado régimen familiar de Ortega (su esposa Rosario Murillo es la vicepresidenta de Nicaragua; ¡qué bien, todo el poder queda en casa!) tiene la intención de reeditar, o sea, copiar, punto por punto, el programa que puso en práctica hace 5 años y tan pingües beneficios le reportó, cuando, sin apenas hacer campaña electoral, cosechó la mayor cantidad de votos de la historia nicaragüense, el 71,6% de los sufragios.
Evidentemente, para obtener dicho fin, a Ortega le vale todo, la doble moral o hipocresía y hasta el crimen (incluida la represión selecta de los desafectos al régimen, sean estos quienes sean y tengan el oficio que tengan, en su amplio y abierto abanico: Ortega ha ordenado a sus malencarados serviles que encarcelen a cuatro postulantes opositores a la presidencia, a tres excombatientes sandinistas, a varias/os activistas y hasta a un emprendedor y empresario del sector financiero).
Mientras el voto opositor se mantenga dividido (“L´ union fait la force”, “La unión hace la fuerza”, es el lema que se lee en el escudo de la bandera de Haití), no se controle el sistema electoral, en manos sandinistas, y Ortega siga reformando la Constitución a su antojo y en su propio beneficio, allanando el camino para que su cónyuge, Murillo, le suceda, qué suceso, la oposición jamás será Gobierno. Demos tiempo al tiempo y lo veremos.
Ángel Sáez García
