El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Mi modo original, sin vanidad,…

MI MODO ORIGINAL, SIN VANIDAD,

DE DECIROS QUE OS QUIERO, EN NAVIDAD

GONZÁLEZ HA BORDADO SU PAPEL

OBTENDRÁ UN DÍA UN MAX Y OTRO UN NOBEL

Hoy, miércoles 21 de diciembre de 2022, víspera del inicio de las vacaciones navideñas, el profesor de literatura, harto (pero hasta más arriba de la coronilla) de que uno de sus alumnos, siempre el mismo, el más rebelde (no solo dentro, sino también fuera del aula), ande desconcentrándolo, despistándolo, poniéndole mil trabas, sin parar, al objeto de que no pueda impartir su lección hodierna con normalidad, pues no deja de molestarle con sus bisbiseos continuos, interminables, y, por ende, de enojarlo sobremanera (que a mí me conste, en dos ocasiones anteriores el docente decente, don Eugenio, demostró que podía perder los papeles, al caérsele estos al suelo, y subirse por las paredes, como algunas migajas de la basura trepaban por las tales, “hasta los cristales temblorosos de los faroles” y “hasta los carteles de papel mal pegados a las esquinas”, como dejó escrito en letras de molde “Clarín”, en el primer párrafo de la obra que le hizo inmortal), interrumpió su discurso y, dirigiéndose al autor de los murmullos o susurros, José Luis González Flamarique (alias “Aldaba”; no se sabe, a ciencia cierta, las veces que sus padres le habían abroncado por el mismo motivo, su arraigada e incorregible afición al “chandrío”, vocablo que se usa en amplias zonas de Aragón y Navarra, y por supuesto, en Algaso; en su caso, el desbarajuste o la fechoría, posibles sinónimos suyos, consistía en llamar, al azar, sin porqué, en los timbres de los porteros automáticos de los edificios por donde el mocete susodicho pasaba, en el doble trayecto, de ida y vuelta, que hacía, desde su casa hasta el Instituto de Enseñanza Secundaria Obligatoria, IESO, “Juan de Mairena”, de Algaso, donde estudiaba), le espetó:

—Cuéntenos, señor González, cuéntenos, qué era eso que le bisbiseaba a su colega Raúl Rodríguez Salillas; seguramente, por la máxima atención que este ponía a cuanto usted le andaba cuchicheando, debe ser, sin duda, más importante e interesante para el resto de sus compañeros de la clase que lo que este menda, su humilde profesor, peroraba e intentaba hacerles llegar sobre “La Regenta”, de Leopoldo Alas.

—Pues, aunque a usted le pueda parecer el hecho inverosímil, como no podemos ejercer de peluqueros y reírnos un rato con usted el próximo miércoles 28, día de los Santos Inocentes, porque usted acostumbra a celebrar la Navidad con la familia en su patria chica, Tudela, mancomunadamente, la clase entera hemos decidido que, como a usted le enoja un montón que yo, sobre todo, ande, cada dos por tres, musitando, esta ha sido la manera que hemos consensuado de desearle ¡Feliz Navidad!, y, además, tomarle impunemente el pelo; ante la mera imposibilidad de hacer tal cosa el próximo miércoles, hemos optado por adelantar a hoy, una semana cabal, esa graciosa festividad religiosa y celebrarla con usted así.

Rosa Ribas Santacara, a quien llaman cariñosamente sus compañeros “la Santita”, se le acerca y le entrega el ramo que había ocultado hasta unos segundos antes en su mochila, y al que le había costado Dios y ayuda adherir el monigote blanco de la inocentada. Le da un beso en la cara; y José Luis, la voz cantante del acto, el de la concesión del galardón a don Eugenio (pues no han previsto tener el mismo gesto con otros profesores), alega:

—El ósculo que le acaba de estampar Rosa en la faz izquierda de su rostro es nuestra muestra colectiva, sin objeciones o votos particulares, del cariño que le profesamos y tenemos, y la manera de agradecerle el esfuerzo mayúsculo que pone a diario en hacernos agradable la literatura y en contagiarnos su pasión por los libros, que suelen hacer a quienes los leen más libres.

Don Eugenio, que se ha quedado de piedra, mudo, cuando, por fin, reacciona, le retruca:

—Gracias a todos, de corazón, por tan grata y, acaso también inmerecida, sorpresa; y esto va para ti, judas, José Luis; hazme caso, al menos, esta vez, y apúntate al taller de teatro que dirige Piérola, que tienes, bribón, hechuras de excelente hipócrita o actor.

   Ángel Sáez García

   [email protected]

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

Lo más leído