El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

¡Qué Nochebuena, Dios, qué Nochevieja!

¡QUÉ NOCHEBUENA, DIOS, QUÉ NOCHEVIEJA!

LAS CAMPANAS DOBLARON POR NOSOTROS

Durante las pasadas Navidades dos amigos queridos se marcharon. Pero no nos dejaron desvalidos, pues sus buenos ejemplos nos legaron. Quien busque un arquetipo de conducta que seguir ahí tiene dos dechados, dos espejos magníficos, modélicos.

Manuel Olmeda Carrasco finó sus días la tarde de Nochebuena (¡menuda noche, mala y aun pésima tuvieron que pasar Teresa, su esposa, y sus hijos y nietos!; me hago cargo de la luctuosa situación, porque mi hermano mayor, José Javier, falleció, hace 44 años, el día de Navidad, qué paradoja, sí, de 1978, con tan solo 18 primaveras).

El día de Nochevieja murió Francisco Javier Navarro González (aunque he asistido a pocos funerales en la iglesia de San Juan Bautista, en el barrio tudelano de Lourdes, donde se celebró la misa en honor y recuerdo de su excelente persona el pasado lunes 2 de enero, si no recuerdo mal, que no soy Ireneo Funes, el memorable y memorioso personaje literario que parió el magín de Jorge Luis Borges, pero me precio de tener buena memoria, nunca, jamás de los jamases, vi dicho recinto religioso tan lleno, hasta los topes, como en la mencionada ocasión; eso hablaba bien, a las claras, de lo apreciado que era entre los concurrentes —me llamó sobremanera la atención que en la esquela, bajo su nombre compuesto y dos apellidos, apareció escrito su alias, más bien su hipocorístico, “Patxi”, pues para los miembros de nuestra cuadrilla de amigos de entonces era “Jawi” o “Jagüi”, que de las dos maneras lo he visto escrito; eso indica que su actividad social era diversa, variopinta—) a los 57 años.

Tras tomar en consideración los dos óbitos citados, me he visto impelido por las respectivas o sendas personalidades de los dos finados a hacer lo que ya es costumbre inveterada en mí, a variar los versos canónicos existentes desde antaño o algunas palabras que los componen para que digan hoy, más oportunamente, lo que no pudieron decir otrora, cuando fueron alumbrados por quien fuera (ella o él) y ahora conviene más que se diga y escriba, pues vienen como anillo al dedo anular, o sea, a cuadrar o encajar mejor que en su versión primigenia, prístina.

Y, por ende, después de los susodichos decesos de Manolo y Jawi, esta Navidad al menos, conviene proceder al cambio, a poner manos a la obra y coronar la variación pertinente, distintiva y relevante; y así, el villancico que tantas veces hemos cantado en grupo dirá hoy, tras la preceptiva muda, de esta guisa: “La Nochebuena se viene, / la Nochevieja se va, / y nosotros nos iremos / y no volveremos más”.

Sé que no soy original, porque eso, con otras palabras, más bellas, bellísimas, claro y cristalino está, es lo que vino a hacer el poeta metafísico inglés John Donne, quien en la Meditación XVII de sus “Devociones para ocasiones emergentes” (1624), dejó escrito en letras de molde estos versos inmarchitables: “Ningún hombre es una isla / entera por sí mismo. / Cada hombre es una pieza del continente, / una parte del todo. / Si el mar se lleva una porción de tierra, / toda Europa queda disminuida, / como si fuera un promontorio, / o la casa de uno de tus amigos, / o la tuya propia. / La muerte de cualquiera me afecta, / porque me encuentro unido a toda la humanidad; / por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; / doblan por ti”. Por cierto, me nace preguntar y preguntarme, retóricamente, si alguno de los promotores del Brexit leyó alguna vez los versos citados de Donne.

Demetrio de Falero, primer bibliotecario de la Biblioteca de Alejandría, acertó a dar de lleno en el blanco o centro de la diana al decir y dejar escrito esto, que “en la prosperidad, el verdadero amigo acude a tu casa al ser llamado; y en la adversidad, sin serlo”.

Aunque nada de nada os hace falta, en la jornada de los Reyes Magos, este escrito, mi obsequio, os mando al Cielo.

   Ángel Sáez García

   [email protected]

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

Lo más leído