QUE A LOS GENIOS QUE MIRES LOS ADMIRES
En los años sesenta del pasado
Siglo, no se pedía “deme fuego”,
Sino “incinere mi pitillo”, ruego
Que otros, con humor negro, más pesado,
Por otro, semejante, acompasado,
Mudaban, por ser un extraño juego
Al que una explicación acaso luego
Se hallara, como al vino el ser pisado.
Se celebraba entonces el ingenio,
De retorcer el arte las palabras,
Por ser un atributo o don del genio.
Los entes con talento como cabras
Están, los mires mucho o poco mires,
Pero ojalá epatado los admires.
Ángel Sáez García