El protagonista del acto era Alberto Núñez Feijóo, pero lo que más gracia nos ha hecho es la sonrisa, el gesto pícaro, de Isabel Díaz Ayuso, cuando la gente se ha puesto a insultar al socialista Sánchez y a llamarle traidor, cuando el presidente del PP ha hecho referencia a él, en los actos del Día de la Constitución.
Feijóo, ha acusado al Gobierno Frankenstein de “celebrar la Constitución un día” y “despreciarla o conculcarla el resto del año” y ha reprochado al marido de Begoña, estar más cerca de sus socios golpistas y separatistas que de la Constitución Española.
«Sánchez está dispuesto, por un puñado de votos, a inculcar el virus de la destrucción constitucional, mientras sus socios no asumen los principios constitucionales”.
Ha citado el popular como ejemplos concretos la unidad territorial o la igualdad de los españoles ante la ley.
SE REAVIVA EL DEBATE
El 46º aniversario de la Constitución Española ha servido como escenario para un nuevo enfrentamiento entre el Gobierno socialcomunista y la oposición de centroderecha.
Sánchez y Feijóo han protagonizado un intercambio de acusaciones que refleja la profunda división política en torno a la interpretación y aplicación de la Carta Magna.
El marido de Begoña, en su discurso conmemorativo, ha defendido la necesidad de reformar la Constitución para «blindar derechos» que considera amenazados por el «avance reaccionario».
Entre estos derechos, el presidente ha mencionado el aborto, el matrimonio homosexual y la revalorización de las pensiones.
«Por tanto, reivindicación, por supuesto reforma de la Constitución y celebración de una Carta, de un marco de convivencia abierto e integrador que es lo que nosotros defendemos en una España unida y diversa».
Feijóo ha acusado al Gobierno Frankenstein de «celebrar la Constitución un día y conculcarla el resto del año«.
El líder de la oposición ha criticado duramente la gestión de Sánchez, argumentando que la legislatura está «agotada» debido a la agenda judicial que rodea al Ejecutivo.
«La ansiedad habita en La Moncloa. Yo no tengo que ir a ningún juzgado ni preocuparme cada día por la agenda judicial».
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se ha sumado al debate reivindicando la Constitución como la «ley de leyes de todos los españoles».
En su discurso, Ayuso ha enfatizado la importancia de respetar el texto constitucional:
«O se respeta la ley y la Ley de leyes, o nada sirve. Solo desde el respeto a la ley, la historia y la verdad podremos dejar en herencia a las generaciones venideras esta España que tanto bueno nos ha dado».
La celebración del Día de la Constitución se ha visto empañada por la ausencia de varios partidos políticos en los actos oficiales.
Por distintos y opuestos motivos VOX, PNV, ERC, Bildu, BNG y Junts han decidido no asistir a la tradicional recepción institucional.
Los de Abascal por coherencia, porque entienden que no sirve de nada un paripé cuando no se defienden los valores esenciales todo el año y el resto porque son visceralmente antiespañoles.
La jornada también ha estado marcada por el debate sobre la reforma constitucional.
Mientras Sánchez aboga por modificaciones para «blindar derechos», sus críticos argumentan que estas propuestas podrían encubrir intenciones de alterar el marco institucional en beneficio propio.
El panorama político español se presenta complejo y polarizado.
La Constitución, que en su día fue símbolo de consenso y reconciliación, parece haberse convertido en un campo de batalla ideológico.
En este contexto, las palabras de Díaz Ayuso cobran especial relevancia: «Aquí estará siempre Madrid para asegurarse de que España sigue siendo España, abierta a quien nos necesite y al servicio de nuestra Constitución y de todos los españoles, vivan donde vivan».
Mientras tanto, la ciudadanía observa con preocupación cómo sus representantes debaten sobre el texto constitucional.
Muchos se preguntan si estas discusiones teóricas se traducirán en mejoras concretas para sus vidas cotidianas.
El derecho a la vivienda es solo un ejemplo de los muchos desafíos que enfrenta la sociedad española y que requieren soluciones urgentes.
A medida que avanza la legislatura, el debate constitucional promete mantenerse en el centro de la agenda política.
La capacidad de los líderes para encontrar puntos de acuerdo y trabajar en reformas consensuadas será crucial para el futuro de la democracia española.
Solo el tiempo dirá si la Constitución seguirá siendo un marco de convivencia para todos los españoles o si se convertirá en un símbolo más de la división política que aqueja al país.