La estación del año también puede influir en la hora a la que salimos a correr. Yo, personalmente, prefiero correr por la noche en verano y por la tarde, antes de anochecer, en invierno. Por cuestión de temperaturas, esa es mi elección en función de la época del año.
La previa a una carrera también puede influir. No es lo mismo una carrera a las diez de la mañana que una carrera nocturna. Aunque esto no condicione todos nuestros entrenamientos, sí podemos adaptarlos en las últimas semanas o días para habituarnos a correr sobre esa hora a la que vamos a competir.
Adaptar el horario de entreno y alimentación nos hará ir con menos incertidumbre sobre cómo reaccionará nuestro cuerpo al hacer la prueba a esa hora, según vt.
Nuestro horario de comidas puede ser determinante en la calidad de nuestros entrenamiento. Lo ideal es entrenar un par de horas después de comer, donde estaremos a tope de energía. Correr justo después de comer no es nada cómodo y hacerlo después de muchas horas sin comer, puede hacer que rindamos menos.
Los estudios señalan que ni los corredores matutinos son mejores que los vespertinos o viceversa, aunque sí hay algún estudio que indica que al atardecer los corredores suelen rendir más. En definitiva, escoge tu horario en función de tus circunstancias.