Es el problema de sentirse impunes, prácticamente intocables.
Y todo ‘gracias’ a la inoperancia del Gobierno socialcomunista, en este caso concreto del Ministerio del Interior que sigue sin poner coto a la inmigración ilegal que llega a Canarias.
Evidentemente, como a los menores no se les puede repatriar por las bravas, se opta por ingresarlos en centros de acogida en espera de ver qué se hace con ellos. Fernando Grande-Marlaska, el titular de Interior, no está por la labor de mojarse en la misión.
Algunos acaban integrándose, pero otro grupo más mayoritario termina por creer serios problemas y si no que le pregunten al director y varios trabajadores del recinto situado en el barrio de Tafira, en la localidad capitalina de Las Palmas de Gran Canaria.
El centro de acogida de menores no acompañados Tindaya vivió el 31 de enero de 2021 un episodio de alta tensión cuando se impidió la salida de la instalación a uno de los menores.
?Gran Canaria (Tindaya).
?️Intento de MOTÍN en un centro de «menores» donde se INVIERTE nuestro dinero para fabricar DELINCUENTES.
?El que está tendido estaba FINGIENDO??♂️#StopInmigraciónIlegalY en España NO hay DINERO para los centros de EDUCACIÓN ESPECIAL #LaÑEstáEnPeligro pic.twitter.com/xJaf35hwQO
— Capitán Trueno??⚔️?? (@CapitanTruenoV) February 2, 2021
Este, ni corto ni perezoso, agarró unas tijeras y se puso a amenazar al responsable de esta institución así como a varios de los cuidadores y demás personal que ese domingo estaban allí.
La Policía tuvo que acudir a la llamada de auxilio que se realizó desde el centro y varios agentes consiguieron reducir al menor que previamente se había tirado al suelo fingiendo haber sido golpeado.
Otros menores que acompañaban al potencial agresor lloraban como desesperados para intentar confundir a los agentes que rápidamente sofocaron el motin.
HARTAZGO DE LOS CIUDADANOS
Lo cierto es que este capítulo viene a engrosar la nómina de problemas que se están generando con la proliferación de unos inmigrantes menores no acompañados.
Mogán, una turística localidad al sur de Gran Canaria, se ha convertido actualmente en un foco en el que los jóvenes y no tan jóvenes ‘sin papeles’ campan a sus anchas por las calles del municipio sin que nadie les ponga freno.
Los dueños de los supermercados ya no saben qué hacer para evitar la sangría de pérdidas que les está produciendo los continuos hurtos que vienen sufriendo desde hace varias semanas.
Las grandes cadenas, como el responsable de un SPAR, aseguraban que pueden gastarse el dinero en poner vigilancia y, por tanto, reducir esa cantidad de robos.
Pero otras tiendas más modestas no pueden costearse la nómina de uno o dos seguritas y tienen que fiarlo todo a que a esos MENAS no les dé por acudir a su supermercado o que puedan ser interceptados por empleados antes de que se escabullan por la puerta principal con la mercancía.
Aparte luego estos MENAS también provocan incidentes por las calles que, a pesar de que los medios de comunicación del Gobierno socialcomunista se cuida muy mucho en tapar, al final llegan a los países europeos emisores de turistas hacia las Islas por la sencilla razón de que compatriotas suyos que suelen pasar los inviernos en Canarias avisan a los suyos de que, por el momento, no viajen al Archipiélago ante el caos que se está generando.