El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Pilar, deseo que mi esposa seas

PILAR, DESEO QUE MI ESPOSA SEAS

Amada Pilar:

Con algo más de planificación a la hora de seleccionar cuántas cosas hacer y cómo y de establecer el orden de prelación entre ellas, las diversas tareas a llevar a cabo durante un tiempo concreto, determinado, esto es, qué (empezar a) coronar antes y qué (dejar para) culminar más tarde, todos los seres humanos, amén de diligentes, inteligentes (si esta expresión no es un evidente pleonasmo, tal vez le falte el canto de un duro para serlo), insisto, todos, sin excepción, podríamos llegar a ser filósofos, es decir, personas amigas de saber (hasta llegar a ser duchas, peritas o versadas en uno o varios ámbitos o disciplinas), aunque no nos propongamos (o sí) elaborar un sistema o teoría filosófica.

Para que discurra mi pensamiento (no sé cómo funcionan otras mentes, las ajenas, pero sí cómo lo hace la mía, propia) necesito escuchar a los demás, qué dicen y qué quieren decir, o, en su defecto, leer, que es otra forma de escuchar (por lo general, más elaborada). Siempre (acaso —pronto le llegó el ocaso—, sin acaso, me he pasado; así que me enmiendo al momento: muchas veces), cuando diserto (sea oralmente o por escrito) sobre el acto de leer, suelo rememorar los cuatro versos endecasílabos que conforman el primer cuarteto del famoso soneto (sin título, aunque ahora muchos le den el del primero de sus versos; como es sabido, los poetas de los Siglos de Oro en muy rara ocasión ponían rótulo a un poema breve) de Quevedo: “Retirado en la paz de estos desiertos, / con pocos, pero doctos libros juntos, / vivo en conversación con los difuntos / y escucho con mis ojos a los muertos”) y el poema (escrito en versos heptasílabos y endecasílabos, excepto el segundo, pentasílabo, que hubiera podido mudar fácilmente en heptasílabo agregando “muchos” tras otros) “Leer, leer, leer, vivir la vida”, de Unamuno, que dice así: “Leer, leer, leer, vivir la vida / que otros soñaron. / Leer, leer, leer, el alma olvida / las cosas que pasaron. / Se quedan las que quedan, las ficciones, / las flores de la pluma, / las solas, las humanas creaciones, / el poso de la espuma. / Leer, leer, leer, ¿seré lectura / mañana también yo? / ¿Seré mi creador, mi criatura, / seré lo que pasó?”.

Leer bien, o sea, de manera comprensiva, un poema, un cuento, una novela, un ensayo, una tragedia, un drama, lo que sea, cualquier texto literario, puede ser una experiencia, además de apasionante, inolvidable, para el atento y desocupado lector (sea ella o él), que puede llevarle a identificarse con uno o varios personajes de la obra o con el autor de la/s trama/s que cuentan esas líneas, que, conforme las va leyendo, las va reescribiendo y sacándoles todo su calor y todo su color, todo su saber y todo su sabor, pudiendo llegar a hacerlas suyas (por sentir afinidad, empatía o simpatía) o devenir en firme detractor de las tales y concebir sesudos argumentos a fin de refutarlas.

Ojalá leas bien los renglones torcidos que siguen. Lo que yo vengo deseando con todo mi ser, amada Pilar, desde que te conocí el pasado julio en Tenerife, es que seas mi esposa (para tenerte cerca). No es una condición sine qua non, imprescindible, necesaria, que haya boda de por medio. Ahora bien, como conseguir dicho reto (que, si lo logro, me llenará, sin duda, de dicha) no depende única y exclusivamente de mi concurso, porque tú tienes capacidad de veto, si no puedo aspirar al máximo, el summum, la repanocha o la caraba, me esforzaré, trabajaré con ahínco, porque no me conformaré con alcanzar menos que los tres “ochomiles” que holló Lawrence George Durrell: “Tres cosas se pueden hacer con una mujer: quererla, sufrir por ella y convertirla en literatura”.

Te ama tanto que hasta se asusta al comprobar la calidad, la calidez y la cantidad del amor que te profesa

Ángel Sáez García
[email protected]

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

Lo más leído