El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Ser agradecido es de bien nacido

SER AGRADECIDO ES DE BIEN NACIDO

Dilecta Pilar:

Gracias a ti, puesto que tú eres quien inspira, de diverso modo, muchas de mis epístolas. Ser agradecido es de bien nacido. ¿Acaso se puede ser de otra forma con quien te favorece (hay cien mil —y acaso me haya quedado corto en la cifra, aun siendo esta considerable— maneras de hacerlo)? Al parecer, sí, ahí está la famosa cita de don Santiago Ramón y Cajal, en “Charlas de café” (1920), que nos lo recuerda: “Hay tres clases de ingratos: los que olvidan el favor, los que te lo hacen pagar y los que se vengan”.

Celebro que la celebración del cumpleaños de tu sobrino fuera célebre (ya, sé, ya, que he vuelto a pasarme, sí: ya sabes a quién suelo echar la culpa del hecho, de mis hipérboles, al agua del Ebro, que no pruebo, pero me lava la piel, el pelo y el resto del cuerpo, además de la ropa, la vajilla, los suelos, etc.).

Te agradezco sobremanera la recomendación. Cuando termine de redactarte los renglones que contiene esta epístola, lo solicitaré en la biblioteca a María Ángeles o Pilar: “El infinito en un junco”, de Irene Vallejo. Si está, lo pediré; si no, a ver si pueden adquirirlo.

Estoy corrigiendo lo que urdí ayer. Luego te mandaré la nueva epístola que casi he ultimado.

Esta mañana sí he podido leer en el Heraldo de Aragón tu artículo “Mal de gota”, porque había ejemplar en “El Cole”.

No sé si sudaste la gota gorda para redactarlo, pero sí hiciste el esfuerzo de hallar la pluralidad de significados negativos que contiene la voz “gota” y de mostrarte tal y como eres, empática (con los más perjudicados por la Dana o gota fría reciente, sobre todo, en el Levante). He comprobado que en el Diccionario de la Lengua Española, DLE, sí tiene entrada (ocupa la cuarta posición) la voz gota (en el ámbito médico) y la locución “gota fría”, pero no la “gota china”, que mencionas (que antes era mentada como “gota malaya”, y que acaso perdió valor y vigencia porque alguien la maldijo —de esta manera: “mal halle la gota malaya”, o con peor imprecación aún, “mal haya la gota malaya”—).

Te honra recordar dónde, en qué editorial, Verbum, te publicaron una de tus obras poéticas, “Pájaros de silencio”. Cuántas de las susodichas aves quedaron así, en silencio, al comprobar desde el aire, con perspectiva cenital, los destrozos ocasionados por Dana, cómo y cuánto había devastado la depresión aislada en niveles altos.

Si algún día me dan a elegir entre la gota fría o la gota china rehusaré ambas, las dos, pero la segunda, por cursar con más tortura o tormento, parece que merece menos preferencia o prelación.

Bien vista la relación de los tres males o desastres que mentas y lamentas con la patulea de políticos patrios, politicastros, que, por su evidente incapacidad e incompetencia, se han hecho merecedores de sendos avisos, como los toreros, por haber dilapidado el tiempo prescrito para acordar sin lograrlo.

¡Buen “finde”!

Otro (de tu amigo Otramotro).

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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