El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Predijo una gitana el Nobel de Ángel

PREDIJO UNA GITANA EL NOBEL DE ÁNGEL

El pasado martes 3 de octubre de 2034 la Academia Sueca le concedió el Premio Nobel de Literatura 2034 al escritor español, exiliado en Suiza, Ángel Sáez, “Otramotro”. El comité lo ha premiado con tan digno galardón por “la chispeante manera que tiene el autor navarro de tratar los recuerdos que le brotan y cómo salen estos embellecidos, transformados, tras haber pasado una temporada en su fragua literaria”.

He aquí la breve interviú que mantuve con el tudelano, una semana cabal después de dicha fecha, en el salón de un hotel suizo, que el director del mismo tuvo la gentileza de cedernos, durante dos horas, para poder llevar a cabo el susodicho fin (pues es público y notorio que, desde que se exilió a este país centroeuropeo, reside en uno de sus cantones, pero, salvo sus seres más allegados e íntimos, pocas personas más saben, a ciencia cierta, en cuál, ya que Otramotro siempre ha guardado ese dato sensible, crucial, donde deposita otros muchos de sus secretos, en su caja fuerte).

—Contento, ¿no?

—Contentísimo. Aunque no me hubieran otorgado tan alto galardón esta semana, lo estaría igualmente (si bien, con la certidumbre, no es dato baladí, de tener pronto una estupenda e inesperada cantidad dineraria en la cuenta corriente, claro: esto póngalo, por favor, en medio de un paréntesis).

—Desde que usted tomó la decisión de exiliarse y lo coronó, solo ha regresado a España, a su querido y viejo reino de Navarra, en una única oportunidad; y fue para asistir al funeral de uno de sus mejores amigos. ¿No tiene pensado regresar?

—No. Ni siquiera desde que el PSOE volvió a formar Gobierno, tras ganar las recientes elecciones generales. No tengo ninguna gana. Desde que ganó los comicios VOX en 2028, no confío (y siento mucho decirlo, pero así lo creo, a pies juntillas) ni en la diligencia ni en la inteligencia de mis compatriotas. He visto tales cosas que… cualquiera, impensable, puede ocurrir en los años venideros.

—¿Confiaba en obtener el Nobel, habiendo tenido una carrera literaria tan corta, de apenas una década?

—Sí y no. Sí, porque, aunque parezca embeleco, eso fue lo que me pronosticó una gitana en Granada, donde todo es posible, hace la friolera de cuarenta y muchos años, pues fue la persona que, antes de entrar a extasiarme viendo y oyendo la Alhambra, lo auguró (pero yo, por supuesto, no me lo creí; hoy, transcurrida una semana justa del anuncio, sí). Está claro, cristalino, que acertó, que dio de lleno en el blanco o centro de la diana. Ergo, a cuantos (ellas y ellos) dudan de que ciertas personas puedan tener capacidad adivinatoria o habilidad para prever con bastante antelación qué va a suceder, he aquí la muestra, el botón. Y no, no pensaba que con media docena escasa de libros editados (aunque llevo escribiendo desde que me formaron los religiosos Camilos, en el inolvidable seminario menor de Navarrete, de cuya revistilla fui uno de sus cronistas, y en mi blog de Periodista Digital aparecieron más de diez mil textos; póngalo esto, asimismo, entre los signos de apertura y de cierre de otro paréntesis), aunque pronto aparecerán publicados otra media docena, me lo dieran, de veras, pero sorpresas te da la vida. Esta, excelente, superior, ha sido, por supuesto, bienvenida. Hay muchos escritores, ellas y ellos, que lo merecieron antes y habrá otros muchos que lo merecerán después, pero se quedarán con las ganas, a dos velas, porque no lo obtendrán. Lo lamento por ellos.

—Nunca expresó, por extenso, las razones concretas de su exilio.

—Las circunstancias en España para ser un escritor libre de criterio se habían vuelto insoportables. Dos personas se presentaron en mi casa y me advirtieron del mal que me podría sobrevenir: o me callaba por las buenas o me silenciaban por las malas.

—¿Quiénes eran? ¿Acaso emisarios del Gobierno de VOX?

—Si no formaban parte del Ejecutivo, hacían a la perfección su trabajo sucio. Por eso titulé una de mis novelas así, “Nunca luches contra un cerdo”.

—¿Tuvo miedo?

—Mucho. Y, como solo se vive una vez, dije para mis adentros: sigue la recomendación del psicoanalista austriaco Wilhelm Stekel, que se lee en “El guardián entre el centeno”, de Jerome David Salinger: “Mientras el insensato ansía morir orgullosamente por una causa, el sensato aspira a vivir humildemente por ella”.

—¿Teme que la ultraderecha pueda volver al poder?

—Como lo haga el nuevo secretario general del PSOE y próximo presidente del Gobierno como lo hizo Sánchez en su etapa final, no me extrañaría nada de nada. Por cierto, que él vive estupendamente en Marruecos, exiliado también. Me consta que algunos de mis amigos se decantaron por apoyar a VOX, así que me dije: si quieres seguir escribiendo sin obstáculos, sin tener que autocensurarte, prepara la maleta y vete; y me fui. Vine a Suiza y aquí estoy en la gloria. En las últimas elecciones, a Dios gracias, me equivoqué. No me molestó que muchos compatriotas se rieran de mí; yo carezco de la virtud que tenía la gitana granadina; y no me duelen prendas reconocerlo.

—¿Leer y escribir siguen siendo dos formas de alimentarse, como sostuvo en otra entrevista que le hice?

—Sí, sin duda. Eso mismo lo dijeron antes otros muchos. Leer, escribir, beber y comer son mis formas preferidas de estar en el mundo, si lo haces acompañado por tus elegidos; y sí, de alimentarse, vivir y sobrevivir.

—¿Quién le acompañará en diciembre a Estocolmo?

—A Estocolmo, siendo dicha ciudad el colmo, solo puede ir el colmo, o sea, mi esposa Isabel, mis hermanos y mis amigos y, entre ellos, no faltarás tú, Eladio.

   Eladio Golosinas, “Metaplasmo”.

Nota bene

   Quienes hayan sospechado, por el apellido que le adjudiqué, que, detrás de quien firma esta interviú, Eladio, se halla Pedro María Piérola García, habrán dado de lleno en el blanco o centro de la diana.

   Ángel Sáez García

   [email protected]

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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