¿QUÉ VOY A REGALARME PARA REYES?
“SOLE” LE PROPONDRÁ SU PLAN AL JEFE
LOS AÑOS NO HAN PASADO EN BALDE, EN VANO
Mi amigo Emilio González, “Metomentodo”, tiene una sobrina, Soledad, a la que todo el mundo que la conoce la llama por su hipocorístico, “Sole”, que trabaja en un diario de tirada nacional. No vierto aquí más datos sobre ella para darle la máxima y necesaria privacidad al asunto.
Recuerdo que, hace catorce años, con ocasión de la crisis de 2008, ella publicó un artículo en el periódico en el que trabajaba (y donde hoy sigue prestando sus servicios como redactora). Rastreó dos anuncios que dos varones adultos (uno de ellos estaba divorciado) habían colocado en sendos paneles de la facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza; donde los susodichos ofrecían sendas habitaciones gratis a estudiantes universitarias mayores de edad a cambio de tres “encuentros” semanales con ellas. Aseguraban y exigían máxima discreción.
Ayer, miércoles 4 de enero de 2023, estuvimos comiendo los tres, “Sole”, Emilio y este menda en un restaurante de postín (y prestigio, ganado a base de DES, proverbial acrónimo de tres patas: dedicación, esfuerzo y sacrificio) de la capital maña. Ya era hora de que “Sole” ejerciera de tal y no de “dad”, o sea, de que se estrenara y pagara una comida del trío. Aunque “Sole” todavía sigue de buen ver, pues se conserva muy bien, a sus “treinta y todos años” (si me preguntara un juez o magistrado, ella o él, aseguraría, que le he escuchado proferir dicha expresión tres veces, al menos, en otros tantos años, ergo tendrá cuarenta y ¿dos?; puede que sea su edad actual, año arriba, año abajo), estos no le han pasado, como a su tío y a mí, en vano. Nos contó lo último que tenía entre manos, una primicia. Había pensado completar el estudio que había llevado a cabo, hace casi tres lustros, con el oportuno episodio que lo complementara. O sea, se haría pasar esta vez por una universitaria insolvente y colocaría un anuncio en el que fuera ella la que ofrecía sexo a cambio de una habitación por la cara.
Mañana “Sole” le propondrá al redactor jefe su iniciativa y ella está convencida de que él le va a decir lo que espera oír: ¡adelante con la idea, con la odisea!
Aunque no tiendo a ser morboso, es decir, a caer en las redes de lo cruel, desagradable y prohibido, cuando Emilio y yo volvíamos en un tren regional a Algaso, me ha brotado un pensamiento genial, pero se lo he callado y ocultado a Metomentodo. Mi intención es bajar el próximo miércoles 11, por la tarde, de nuevo, a Zaragoza, y acercarme a la facultad de Filosofía y Letras, para ver si hallo el anuncio colocado por “Sole”, y jugar al ratón y al gato unos días con ella. Así que he decidido que, si encontraba el suyo en el tablón de anuncios, me compraría un teléfono móvil de tarjeta para dicho menester, volver tarumba a “Sole”. Pretendo comprobar cuánto aguanta mis tomaduras de pelo. Ahora bien, para implicarla de lleno, le iré dejando pistas para que se sienta cada día más concernida y, al final, hasta como la cazadora cazada.
¿Continuará este texto? Ya veremos cómo resulta la cosa. Mi intención es, en principio, que sí, pero, como al atento y desocupado lector (ora sea o se sienta ella, ora sea o se sienta él) de estos renglones torcidos, le consta, el dicho español asevera que el hombre propone, pero solo Dios dispone. Daremos tiempo al tiempo; puede que, a la postre, el abajo firmante sea el cazador cazado y se vea como una mera variante, puesta al día, del mito clásico de Acteón. Este, habiendo salido de caza con su rehala de canes, sorprendió a Artemisa/Diana, desnuda en el baño. La diosa, enojada, castigó tamaña torpeza metamorfoseando al imprudente cazador en ciervo, que acabó destrozado y murió devorado por sus propios perros, que no reconocieron a su amo.
Ángel Sáez García
