¡MUCHAS GRACIAS!, RAQUEL, POR TUS FAVORES (I)
(MICRORRELATO)
Mi inconsciente, que es un demonio, como entonces yo me comporté con Raquel como una dama, de manera exquisita, y no caí nunca en ninguna de las diversas provocaciones o tentaciones que me hizo o propuso, ahora se desquita y, pasadas casi dos décadas y media, me las plantea ahora, de nuevo, con la misma desvergüenza que usó otrora, sin sentir una pizca de sonrojo. Y, como ancha es Castilla, al verse libre de los bretes y grilletes o de las riendas del consciente, me monta (él es el director) unas películas porno, por no decir otra cosa, con ella, de una sicalipsis insólita, nunca vista ni oída, que (he de reconocer, sin ambages) me dejan en la misma gloria. Recuerdo la confesión que me hizo Raquel, tras hacer el amor en sueños con ella: “Eres la primera persona en la que pienso, nada más despertarme y abrir los ojos, y la última, antes de cerrarlos y conciliar el sueño. Mis diversos estados de ánimos, a lo largo del día, dependen de si cuanto me pasa me recuerda o no a ti. No me importa que hayas estado ni que vayas estar en los brazos de otras mujeres si, tras hacer el amor con ellas, me echas tanto en falta como yo te echo de menos a ti”.
Ángel Sáez García