LA VERDAD ABSOLUTA NO LA TUVO
NI ORTEGA EN LA MANZANA QUE SOSTUVO
A menudo, las cosas no nos salen
Por ser en nuestro oficio diligentes,
Sino por vernos más inteligentes
Que otros; que los oídos nos regalen.
Tal vez, como calamos, ellos calen.
Si ponemos empeño, nuestras mentes
Se avivan, mas no son de excelsas gentes;
Con hachas empuñando acaso talen
Éxitos, que semejen troncos gordos,
Que con tanto trajín y tanto hachazo
Parece que un calambre en el regazo
Ha dado a varios de nosotros, sordos.
La verdad absoluta no la tuvo
Ni Ortega en la manzana que sostuvo.
Ángel Sáez García