El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Quien de literatura es un perito…

QUIEN DE LITERATURA ES UN PERITO

SABE DE SU PROFÉTICO CARÁCTER

“OJO”, CON LAS DOS OES SEMEJÁNDOLOS

Ignoro, de veras, dónde cabe o debe incluirse un buen artículo de crítica literaria, es decir, desconozco dónde acostumbran los demás lectores a colocarlo o meterlo, en qué compartimento estanco, si en el de las hortalizas literarias, las legumbres, los arroces, las sopas, la pasta, la carne, el pescado, la fruta de temporada, los quesos, los postres caseros hechos con leche, los helados, etc. Ahora bien, de lo que no me cabe la menor duda es de que se trata de literatura. El adjetivo calificativo que le siga a ese vocablo serán otros quienes se lo pongan, yo no.

Hay artículos a los que este menda suele colocar una indicación reconocible, visible (me recuerda sobremanera la palabra “ojo”, entre comas, con las dos oes semisombreadas, semejándolos, que una hábil colega o compañera de estudios —otrora, cuando servidor se desvivía, intentando adquirir o asimilar conceptos científicos innumerables, sin cuento, a chorro, el año que cursó el primero de la carrera de Medicina en Zaragoza— incluía en sus apuntes, a fin de llamar y fijar su atención, por ser el asunto de marras excepcional, digno de recuerdo, o el caso en cuestión fuera de lo común, acaso la cortapisa, excusa o salvedad de una norma, y ella me los cedía, de buena gana o grado, gustosa, para que yo pudiera complementar o completar los míos, a los que, de ordinario, siempre les faltaba algo importante o interesante, que el abajo firmante había pasado por alto y no había recogido en los propios), una erre mayúscula, R, de relectura, escrita con bolígrafo o rotulador rojo, porque la primera vez que pasó su vista por ellos se dio cuenta de que había más enjundia de la aparente, evidente y somera, de la que él había identificado y, por ende, era conveniente releerlos, para procurar extraerles todo el jugo que acaparaban, todo el provecho que albergaban, y que, por la razón que fuera, esa pretensión, en esa primera intentona, por mucho que se esforzara, no la iba a lograr.

Eso es, precisa y recientemente, lo que me acaeció, por ejemplo, con el artículo que firmó su autor, Sergio C. Fanjul, y apareció publicado en la página 13 del suplemento BABELIA del diario EL PAÍS del sábado 27 de mayo de 2023, en el que su hacedor disertó sobre el poeta y crítico literario José Luis García Martín (“amenizador o dinamizador cultural” lo hubiera llamado, me apuesto doble contra sencillo, mi amigo del alma y heterónimo Emilio González, “Metomentodo”), director de la revista Clarín, durante los 27 años de su vida, trayectoria y/o recorrido (de la publicación, me refiero), en el que subrayé muchas líneas del mismo, entre ellas, estas: “Aunque la literatura es un vicio solitario (“y una virtud, sin duda; si tomamos lo aseverado por José Luis como el anverso o la cara, no cabe olvidarse del reverso o la cruz de esa moneda”, barrunto que hubiera agregado Metomentodo, por venir a cuento), García Martín considera la literatura un hecho social (…) ‘Es normal que la gente de una profesión se reúna para hablar, para criticarse, para promocionarse, para pelearse, para leerse’, dice el poeta, ‘antes de internet la tertulia servía de enlace con el mundo’ (…) ‘Es muy difícil sobrevivir solo en la jungla literaria’”.

Quince días después, en la portada del mismo medio, el prestigioso diario EL PAÍS, del domingo 11 de junio de 2023 (y luego, más tarde, en las crónicas que firmaron en las páginas 4 y 5 de dicho ejemplar Juan Diego Quesada y Camila Osorio), leí la odisea o cuarentena que padecieron los cuatro hermanos indígenas (la mayor, de 13 años; la menor, una bebé, de 1), que sobrevivieron 40 días en la real (no literaria) selva colombiana al accidente (de la avioneta en la que viajaban) que sufrieron, fatal o funesto para la madre de los niños y el piloto, que perecieron, como consecuencia del mismo, y me dije: Quien de literatura es un perito / sabe de su profético carácter / (aunque, en sentido estricto, desconozca / cuándo acaecerá cuanto predijo), endecasílabos que he elegido para rotular y subtitular este escrito.

   Ángel Sáez García

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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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