Santiago Abascal ha dicho basta. El editorial de El País del 6 de noviembre de 2019 contra Vox ha sido la gota que ha colmado el vaso y que ha hecho que el líder de la formación verde haya tomado una decisión irrevocable, vetar la presencia de todos los medios de PRISA, radio y prensa escrita, de sus actos oficiales.
El texto pergeñado por Soledad Gallego-Díaz o su escriba de turno venía a decir estas barbaridades sobre la formación de Abascal:
Sorprende que el cordón sanitario púdicamente establecido en torno a la ultraderecha por el Partido Popular y Ciudadanos solo tenga vigencia por una noche y en presencia de las cámaras, no en cada una de las numerosas ocasiones en que sus votos han resultado necesarios para conformar mayorías en municipios y autonomías.
Y también como el ultranacionalismo catalán, obcecado en buscar legitimación para sus acciones por la vía de equiparar el sistema constitucional español con diversos regímenes no democráticos, Abascal gustó de presentarse a sí mismo como el arrojado adalid de un movimiento enfrentado a una dictadura que solo existe en su retórica y en su fanatismo. Conviene recordar, a este respecto, que las únicas medidas que se han impuesto en España sin estar respaldadas por el voto mayoritario de los ciudadanos no son las de ningún perverso progresismo ni las de ninguna supuesta ideología de género, sino las de un régimen político, este sí una incontrovertible dictadura, por el que Abascal y los dirigentes de su partido han expresado una inconsolable nostalgia; un régimen, por lo demás, que para triunfar sobre un orden legítimo buscó ayuda en los más feroces tiranos del siglo XX e inspiración en sus tenebrosas ideologías.
La presencia de una fuerza como Vox en un debate electoral en el que se dirimía el inmediato futuro político de España, así como la escalofriante naturalidad con la que los argumentos xenófobos e intolerantes de su líder se codearon impunemente con los del resto de los partidos, debería encender sin más demora todas las alarmas. En el caso del Partido Popular y Ciudadanos, para no seguir integrando en las mayorías de Gobierno a un grupo político cuyos principios y cuyas propuestas no tienen cabida en el orden constitucional. Y en el caso del Partido Socialista y Unidas Podemos, para no abdicar de un inexcusable deber de réplica, dejando indefensos a todos los colectivos señalados por una fuerza que no puede ser considerada como las demás.
La respuesta de Vox a estas ‘perlas’ editoriales no se hizo esperar:
⚠ El diario El País, del Grupo PRISA, publica este miércoles un editorial digno del más eficaz de los regímenes totalitarios.
Comunicamos a PRISA que NO daremos acreditaciones a sus trabajadores para acceder a ninguna sede o a actos privados con simpatizantes.
⬇ HILO ⬇ pic.twitter.com/PuKRwIzdW8
— VOX ?? (@vox_es) November 6, 2019
El editorial en cuestión convierte la discrepancia ideológica con un partido –VOX, en este caso- en motivo suficiente para pedir nuestra exclusión del terreno político, evidenciando así una terrible falta de respeto por la libertad y la democracia. pic.twitter.com/RUcniQQPpP
— VOX ?? (@vox_es) November 6, 2019
Entre sus líneas desliza un peligroso y nada casual “encender sin demora todas las alarmas”, que es la continuación de la “alerta antifascista” activada por el partido comunista Podemos y que desembocó en agresiones verbales y físicas a militantes y simpatizantes de VOX.
— VOX ?? (@vox_es) November 6, 2019
Al mismo tiempo, y seguramente preocupados por el avance de nuestra formación –que representa ya a más de 2.700.000 españoles-, los medios de PRISA han desplegado su mejor artillería de manipulación para tratar de deslegitimar a nuestro partido y a sus dirigentes.
— VOX ?? (@vox_es) November 6, 2019
Medias verdades, cuando no completas mentiras, que difunden desde sus medios escritos y audiovisuales y que han sido denunciadas ante la Federación de Periodistas (FAPE) y lo serán pronto ante la Justicia. pic.twitter.com/jEoGq2joAx
— VOX ?? (@vox_es) November 6, 2019
Por todo ello, y en defensa de la dignidad de nuestros simpatizantes y militantes, así como del periodismo riguroso y del respeto por la verdad, comunicamos a PRISA que no daremos cabida a ninguno de sus trabajadores en la sede o en actos privados con simpatizantes.
— VOX ?? (@vox_es) November 6, 2019
Por lo demás, y como partido político con representación institucional, daremos cumplida cuenta de nuestra actividad política, municipal y parlamentaria en todas y cada una de las ocasiones en las que sea necesario, como siempre hemos hecho.
— VOX ?? (@vox_es) November 6, 2019