El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Epístola a Jesús, un epígono de Otramotro (XXVIII)

EPÍSTOLA A JESÚS, UN EPÍGONO DE OTRAMOTRO (XXVIII)

Dilecto Jesús (ese que yo sé), epígono de este aprendiz de ruiseñor:

No te importe estar desconcertado ni vivir en un mar de dudas, porque, como adujo Unamuno (que, aunque nunca llegue a estar a la altura de la suela de uno de sus zapatos, es el quid de uno de mis heterónimos, Otramotro), “la verdadera ciencia enseña, por encima de todo, a dudar y a ser ignorante”. Te lo trenza quien reconoce que tiene unas lagunas de conocimiento oceánicas.

En ese “océano de recorrido circular” he advertido el laberinto (la biblioteca) y el jardín de los senderos que se bifurcan de Borges. Acaso tengas ahí buen barro para ejercer de alfarero en materia literaria.

Acabo de bajar de celebrar el “cumple” de mi sobrina Natalia con parte de la familia. Aunque te parezca mentira (no lo es), el trozo de tarta que me he comido me ha sabido a muchos de tus escolios. De veras.

Hoy he pasado el día entre médicos, enfermeras y pacientes duplicados en Pamplona. Cuando he llegado a la consulta, he preguntado a un paciente paciente (de ahí la duplicación) a qué hora había sido citado. Me ha contestado que a las 11, 30. Yo he llegado a las 11, 45 (estaba citado media hora más tarde). Él ha entrado una hora después de la hora asignada y yo una hora y siete minutos después de la mía. Yo reconozco que, para entonces, estaba impaciente. He perdido el autobús en el que había previsto o proyectado volver (el de las 13,45), pero, si las cosas de palacio van despacio,… La doctora que me ha atendido volverá a citarme, Deo volente, el año que viene.

Advierto mucho meollo en el segundo de tus escolios hodiernos. Abundo o comparto todas las tesis que sostienes en él. Por lo tanto, conviene (o viene a cuento) que coloque a continuación el vocablo hebreo “amén” (que significa “verdaderamente”).

Tómalo como quieras (tengo para mí que no hay una pizca de exageración o hipérbole), pero lo inconcuso y precipuo es que has sido un fautor, una de las personas inesperadas que más me ha ayudado en mi quehacer literario.

Las lenguas, todas las lenguas, como sistemas de comunicación que son, hay que promocionarlos, promoverlos. La lengua, como el cuchillo de cocina, si hacemos un uso correcto de ella, no tiene más que beneficios. Soy partidario de que se enseñen (cuantas más, mejor) desde la más tierna infancia, que es cuando el ser humano se empapa fácilmente de todo.

Considero que, así como veo en cada anciano que muere una biblioteca que se cierra, en cada lengua que se pierde advierto un tesoro humano menos del que disponemos.

El diálogo de la décima es imaginado. En él fantaseo con el amplio abanico de posibilidades que da una buena menestra de verduras. Como el paréntesis va detrás del vocablo “borraja”, me refiero, concreta y evidentemente, a la susodicha. Sin embargo, entiendo que pueda haber o haya otras muchas personas que no coincidan ni con mi gusto ni con mi parecer o ponderación (como dice el dicho, “en la variedad está el tal”). Cuando la tolerancia, piedra angular o clave de todo ideario que se precie o tenga por tal, entra a formar parte del edificio intelectual de una persona, esta advierte al instante el error mayúsculo en el que vivía y experimenta una liberación, la de haber dejado atrás los barrotes y las cadenas de esa prisión estúpida en una de cuyas celdas acostumbra a pernoctar el ser engreído.

Si tú te consideras un berzas o berzotas (véase en el DRAE la voz zote —por cierto, que no hay un solo ser humano que no lo sea— y en Google consúltese la “Historia del famoso predicador fray Gerundio de Campazas, alias Zotes”, que salió del magín del padre José Francisco de Isla), ¿qué diremos de quien, engreído, se las da de sabihondo?

Por todo ello, te saluda, aprecia y abraza, qué menos,

Ángel Sáez García
[email protected]

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

Lo más leído