El blog de Otramotro

Ángel Sáez García

Ahora toca respetar las leyes

AHORA TOCA RESPETAR LAS LEYES

Acabo de leer en la edición digital de El Periódico, el artículo titulado “¿Y ahora qué?”, que lleva la firma del portavoz de ERC en el Congreso de los Diputados, Joan Tardà. Tras haber invertido unos minutos de mi tiempo en pasar la vista por dicho texto, me han brotado varias ideas que he intentado recoger en las líneas que siguen a este parágrafo inicial y conforman la presente urdidura (o “urdiblanda”).

Algunos siguen yendo a lo suyo, a su rollo, sin variar un milímetro su actitud, aunque la realidad, que tiende a imponerse al deseo, haya demostrado bien, a las claras, que dicho comportamiento (no miento, no) ha devenido inútil, porque no les ha dado ningún rédito o de él no han sacado ningún provecho. Algunos llevan tanto tiempo viviendo del esfuerzo y el sudor de los demás que eso, una de dos (o tal vez ambas juntas), o debe endurecer sobremanera la cara de los sujetos o ser una propedéutica para que los tales elaboren embelecos en serie sin cuento (en realidad, con mucho tal). Algunos siguen con la misma cantinela o cantilena (nada lene, por cierto) de pedir diálogo bilateral Cataluña-España (¿con el único objeto de que una parte del binomio se avenga a decir que sí a todo lo que pida, de manera machacona, la otra?), como si, de verdad, de la buena, Cataluña fuera un Estado y no una importante Comunidad Autónoma española, pero no más importante ni necesaria que las otras dieciséis del país. Algunos hablan de que Cataluña es un solo pueblo, pero desprecian y no cuentan con los catalanes que se sienten tan catalanes como españoles (o más de lo uno que de lo otro) y no quieren segregarse de España. ¿Algunos catalanes se han ocupado alguna vez de estos catalanes que no comulgan, como ellos pretenden que lo hagan, con sus ruedas de molino?

Algunos catalanes, habiendo quedado vetusto su falso dilema de “referéndum o referéndum” y, habiendo dejado arrumbado, por igualmente inútil, su sustituto de “república o república”, se han apuntado o han juzgado oportuno regresar a la casilla de salida, pensando que ahora sí encontrarán en la otra supuesta orilla homólogos dispuestos a dialogar sobre la negociación. Algunos catalanes siguen engañando a sus votantes y algunos de estos votantes siguen dejándose engañar por el presunto (pero, a todas luces, apócrifo) democrático derecho a decidir que esgrimen y/o el no menos democrático derecho a votar conculcando cuantas leyes se les pongan por delante.

Algunos catalanes siguen propalando, de manera mendaz, que en España hay presos políticos. Lo que hay son políticos presos (de manera preventiva) por haber cometido presuntamente graves delitos. Ya veremos qué dicen los tribunales cuando los políticos sean juzgados por los jueces. El señor Tardà, que aspira legítimamente a lo que aspira y defiende lo que tiene a bien defender, la república catalana, dice en la Cámara baja lo que cree o estima conveniente que debe decir y no está preso. He aquí la prueba de la burda falsedad de que en España hay presos políticos.

Algunos catalanes escriben y hablan de que de las elecciones del 21-D ha salido un “mandato democrático ciudadano”, el que ellos interpretan como verdad irrefutable, formar Govern y acabar con la aplicación del artículo 155. Si, como algunos catalanes no se cansan de iterar hasta el hartazgo, el independentismo es mayoritario en Cataluña (dato que contradice el último sondeo del Centro de Estudios de Opinión, CEO, de la Generalitat, que dice que el independentismo ha bajado ocho puntos), ¿por qué destilan o exudan sus palabras cierto temor a nuevas elecciones?

Algunos catalanes hablan de corrupción (una pandemia transversal), que existe y mucha, en España y allende nuestras fronteras, pero parecen olvidar la que ha salido a relucir (semejante a un pulpo, por sus diversos tentáculos) en Cataluña y han protagonizado algunos representantes de su compañero de viaje, Mortadelo, quiero decir, el camaleónico o proteico (por sus sucesivos cambios de siglas) CiU o CDC, Partido Democrático Europeo Catalán, PDeCAT.

Antes de retomar lo que había trenzado servidor esta mañana, he contestado un correo de mi amiga y colega Pilar, a la que le he escrito, entre otras cosas, que “cada vez echo más de menos a esa especie, la del político independentista sensato”, pues, cuando me disponía a rematar la presente urdidura (o “urdiblanda”), he tenido conocimiento de la última vuelta de tuerca, para marear un poco más la mareada y perdida en un laberinto perdiz, del bloque segregacionista catalán, que ha propiciado que en el Parlament se haya modificado la ley de presidencia, a fin de permitir una investidura a distancia (lo que sería la repanocha o reoca, sin duda) del ínclito Carles Puigdemont, a pesar del dictamen en contra del consultivo Consejo de Garantías Estatutarias. El Gobierno ya ha anunciado que presentará el preceptivo recurso a la citada ley de presidencia catalana.

Algunos catalanes dicen que el hombre es el único animal que tropieza una, dos y hasta ene veces, si hiciera falta, en la misma piedra, antes de hacer lo que toca en un Estado de derecho, cumplir y hacer cumplir las leyes.

Ángel Sáez García
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Ángel Sáez García

Ángel Sáez García (Tudela, 30 de marzo de 1962), comenzó a estudiar Medicina, pero terminó licenciándose en Filosofía y Letras (Filología Hispánica), por la Universidad de Zaragoza.

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