AUNQUE HAYA DESCONFIANZA, SI HAY AMOR
Y EMPATÍA, OBTENDRÁS BUEN JUMELAGE
A veces el busilis no lo hayamos
Ni aun después de indagarlo con ahínco;
A veces, por azar, damos un brinco,
Al encontrar el quid, que no callamos.
Tras cerciorarme de que ninguno de los cuatro versos endecasílabos, que conformaban el cuarteto de arriba, había quedado descabalado, tras comprobar que la rima era perfecta y, mientras me disponía a darle las gracias a mi musa por habérmelos soplado o sugerido, cuando aún no había acabado de dárselas, confiando, deseando y esperando que mi estro poético no tardaría en proceder a inspirarme los diez versos endecasílabos restantes del soneto, me ha parecido escuchar, de nuevo, su voz melódica y atrayente, de sirena mitológica, que me decía: “Déjate de tonterías, Otramotro, y vuelve a empuñar tu péñola, y escribe cuanto salga por mi mui, que te será útil”. Y he urdido los dos párrafos que siguen:
“Así como de una pareja los dos miembros de la misma tienen parte alícuota de culpa en la formación de dicho binomio o tándem, asimismo tienen parte alícuota de culpa en el supuesto de que esta se vaya al garete, rompa o deshaga (salvo que la parca haya hecho, más bien deshecho, de las suyas, de sus cortes sin retorno, sin vuelta de hoja, y se haya llevado por delante a uno de los dos componentes, dejando, de manera imprevista, a uno de ellos viudo/a, si había mediado previamente matrimonio entre los tales, claro).
“Te recomiendo, encarecidamente, que prestes hoy la máxima atención en cuanto hagas, en cuanto leas, porque, seguramente, cuando y donde menos lo esperes, saltará, libre de bretes u obstáculos, la liebre, o sea, hallarás la clave, la llave que abra el cofre o la caja fuerte y, de resultas de todo ello, por ende, una posible explicación irrebatible a la crispación actual, que otros llaman polarización, que ha arraigado en la vida política de la España del momento presente”.
Y ha sido verdad, porque me encontraba leyendo la interviú que Manuel Jabois le hizo a Jorge Drexler y apareció publicada en la página 56, última del prestigioso diario EL PAÍS del pasado sábado 17 de diciembre de 2022, y en la postrera respuesta de Drexler hallé la base para dicha exégesis:
“R. Mi padre es judío, alemán, nacido en Berlín. Se escapó a los cuatro años del Holocausto con su familia a Bolivia. Vivió allí 10 años. Mi madre, criolla, uruguaya de varias generaciones. Muy arraigada. Sus padres eran maestros rurales. Ella se cría en el campo. Los dos estudian medicina y se conocen en la facultad. Contra toda lógica, se enamoran y yo soy el hijo mayor de ese matrimonio. Me crié (sic, huelga la tilde, al ser un monosílabo, como ocurre con guion) en dos familias que miraban a ese niño con amor pero con desconfianza. A ver si es de los nuestros, o es del otro lado. Pero dos familias muy unidas también. Fue muy bonito ver a mi abuelo no judío ponerse la kipá e ir a visitar a mi otro abuelo a la sinagoga, y a mi abuelo judío disfrazarse de Papá Noel en Navidad”.
En plata, a la pata la llana, aunque haya desconfianza, si hay amor, empatía (respeto, tolerancia) y solidaridad podrá hallarse lo bueno de ambas tendencias políticas, aun siendo adversas, contrarias, opuestas. Cosas más difíciles, casi imposibles, se han visto o han sucedido u ocurrido.
Nota bene
Atento y desocupado lector (ora seas o te sientas ella, ora seas o te sientas él) de estos renglones torcidos, te ruego, con especial encarecimiento, que me hagas caso y leas cualquier texto (sea una novela, un cuento, una obra de teatro, un ensayo, un poema o una entrevista, como es el caso que nos ocupa) de cabo a rabo, pues la idea que te puede inspirar e impeler a que tú escribas otro cabe hallarla al principio, en la cabeza, en el cuerpo, el centro, o al final, en la cola.
Ángel Sáez García
