CARTA ABIERTA AL LECTOR DE ESTA BITÁCORA
(Advertencia al lector de este poema, que parece que es prosa formalmente:
Así como urdió Juan Ramón Jiménez su poema mejor, tal vez, “Espacio”, en versos de once sílabas sin rima, lo propio aquí esta menda se ha propuesto, cumpliendo la exigencia que le puso quien gestiona este blog y es su pareja, aunque no nos hayamos dado un beso todavía en los labios, sí, un morreo).
Me presento ante ti, lector, soy Mayte; con i griega o ye, no con i latina; como eso igual le pasa a mi melliza, cuyo nombre es bisílabo, sí, Leyre.
Si todo va según lo que he previsto, y más de una decena/docena de lectores (sin fijar quedó el dato en esa apuesta) me apoya en ser la novia de Otramotro, este esa decisión no pondrá en tela de juicio ni tampoco objetará.
Como Ángel y yo somos bien nacidos, debemos dar a RENFE muchas gracias, pues nos obligó a hablar y a conocernos en un viaje a Madrid que ambos hicimos, al imponernos compartir asiento (no el mismo, no, sí el que quedaba al lado).
Tan bien nos lo pasamos departiendo de esto y lo que se hallaba allá, a lo lejos, dándole sin parar a la sinhueso, que el viaje se nos hizo breve, corto, y en un pispás pasaron las dos horas.
Como me confesó Ángel que escribía, le pregunté en qué medio publicaba, y respondió: en el blog de su seudónimo por excelencia, sí, o antonomasia, que es deudor del rector de Salamanca, don Miguel de Unamuno, por supuesto.
Desde aquellas dos horas memorables, hemos cruzado más de mil “emilios” (“correos cuanto más, mejor, señora mía”, me redactó a mí en uno de ellos), que dejan entrever que compatibles podemos ser, sin duda, sí, y perfectos juntos, aunque con taras separados, si ponemos los dos de nuestra parte y formamos un tándem sin resquicios, por los que no logren jamás colarse cuantas/os deshacer puedan la pareja.
Cuando Ángel, “Queteapuestas” (es otro mote, que dejó de usar hace mucho tiempo), el desafío me propuso, amén dije y, a ojos cerrados, lo acepté. Deseaba salvar a quien me llena y por él ser salvada, mutuamente, como eso airea la famosa frase que ha hecho insigne a José Ortega y Gasset, que tanto gusta a quien me gusta tanto, que acaso fue de infante la repera.
Me consta aquí quién tiene la sartén por el mango, Otramotro, sí, mi novio, que se dará en los dientes con un canto cuando realidad haga su sueño, tener entre sus brazos la mujer por la que tanto había suspirado, y agradecer, por fin, el don a Dios, y volver a creer en su existencia; y que es omnipotente y omnisciente; y al que yo le daré también las gracias, por ayudarnos a cuadrar el círculo.
Aunque pensé que nunca lograría cumplir la condición, el requisito, aquí queda trenzado el desafío, escribir, aparentemente, en prosa, una carta con ene endecasílabos versos seguidos, uno detrás de otro.
Mayte.
Ángel Sáez García