A la España de Pedro Sánchez le han tomado la matrícula.
El Ejecutivo socialcomunista ya es considerado por muchas naciones de acreditado carácter dictatorial como la ‘Casa de Tócame Roque’.
Cuba, Marruecos, México, Venezuela o Perú se han lanzado en las últimas semanas a poner en cuestión al Gobierno español y a fe de la actitud de nuestros dirigentes, se puede decir que han conseguido su objetivo, que no es otro que hacer doblar la rodilla a Sánchez.
Ahora es la Nicaragua del tirano Daniel Ortega la que ha visto la debilidad española y ha lanzado un ataque salvaje que ha sido respondido de manera tibia por parte de la diplomacia española.
Porque la reacción de la diplomacia de España ha sido la de llamar a consultas a su embajadora en Managua, pero de momento no decir ni media ante la ristra de insultos e improperios lanzados por el Gobierno de Ortega.
La vicepresidenta designada de Nicaragua y portavoz del régimen dictatorial, Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega, despotricó contra el Gobierno de España después de que este reclamase una autoridad electoral que no estuviese controlada por el Ejecutivo de Ortega:
Ha circulado una insultante, ofensiva y mentirosa nota de la Cancillería de España a la que estamos dando respuesta. La verdad os hará libre. El Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional lamenta y condena la inadmisible intromisión del Gobierno de España en los asuntos internos que solo corresponde a nuestro país y pueblo.
Seguiremos denunciando la cínica y continua intromisión, injerencia, intervención en nuestros asuntos propios de gobiernos, que se dicen democrático, impropios de regímenes que incumplen continuamente los derechos de sus pueblos a la autonomía o procesos autonómicos de independencia.
La infamia no puede ocultarse con bravuconería, disfrazándose de jueces que ni son ni pueden ser, ni nadie ha convocado porque carecen de autoridad moral y de respeto ante tanta falacia, encubrimiento, delitos, mentiras, crímenes de odio y lesa humanidad, como la creación de los Grupos Antiterroristas de Liberación, que no confiesan pero que todo mundo conoce y condena.
Desafiamos y retamos al reino de España a asumir toda su responsabilidad verdadera en su feroz y brutal historia colonial. La República de Nicaragua de hace siglos dejó de ser colonia española o de cualquier otra potencia destructora, esclavista y saqueadora. Le recuerdo al Gobierno de España que tenemos derecho a vivir recorriendo nuestros propios caminos.
CEUTA, PLUS ULTRA, ATAQUES A LA MONARQUÍA…
Lo cierto es que la dictadura de Nicaragua aprovecha la puerta abierta que han dejado otros países a la hora de arremeter contra España.
Por ejemplo, Andrés Manuel López-Obrador, presidente de México, aprovechó la visita de Pedro Sánchez en marzo de 2019 para reclamar que el Rey Felipe VI pidiera perdón por la Conquista realizada por los españoles.
Con Cuba, tres cuartas partes de lo mismo. Frente a las protestas de los ciudadanos de la isla caribeña en contra de la dictadura de Díaz Canel, el guiñol puesto por el castrismo, el Ejecutivo de Sánchez optó por una respuesta de perfil bajo y evitar en todo momento pronunciar la palabra ‘dictadura’.
De hecho, el Gobierno socialcomunista dejó al socaire de los tiranos isleños a la corresponsal de ABC durante su secuestro en una celda del régimen y posteriormente durante su arresto domiciliario.
Tampoco el gabinete sanchista estuvo fino a la hora de replicar con contundencia a las andanadas de Nicolás Maduro cuando amenazó con revisar a fondo la relación bilateral con España. Fue decir eso y a Pedro Sánchez le faltó tiempo para arrodillarse y rescatar a la aerolínea chavista Plus Ultra.
Igual de silente ha estado el Gobierno Sánchez ante la embestida del nuevo presidente de Perú, el comunista Pedro Castillo, otro que también le cogió el gusto a arremeter contra la Corona de España y encima en un acto protocolario como su investidura y con la presencia del rey Felipe VI.
O la crisis migratoria con Marruecos en mayo de 2021, a cuenta del viaje de tapadillo del líder del Frente Polisario a nuestro país.
Miles de menores (y algún que otro adulto) invadieron Ceuta sin que las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad españoles pudieran contener la avalancha. Los gendarmes del reino alauita abrieron las puertas de la frontera con la ciudad autónoma española y hasta la embajadora marroquí en España se atrevió a plantar cara al Gobierno de Sánchez.
