EL ARTE TE DEJA MUDA
Y TÚ, ISABEL, MUDO A MÍ
I
Hay gente que lo da todo,
Hasta la propia existencia,
Por salvar, ¡qué menudencia!,
El de una escultura el codo
O el cuadro “Frasco de yodo”
De un autor cuyo apellido
Dices y sale un chillido
De tu boca; se parece
Al silbo de quien perece,
Ronco, o de un lobo el aullido.
II
¡Qué gran inutilidad
Es el arte! Sí, sin duda.
Pero, ¿qué te deja muda?
Ese y su futilidad,
Necesaria eternidad;
Ni el hambre ni la sed quita,
Mas déjame que repita
Que, aunque no es una vacuna,
Como el piélago me acuna;
Ir a un museo me excita
(Museo es donde tú estás,
Isabel, ¿lo leerás?).
Ángel Sáez García