A primera vista, el humor latinoamericano parece escaso. A nadie se le ocurriría decir que América, o, por lo menos, eso que ahora llaman América Latina, es un continente de humoristas. Es, al menos en apariencia, un mundo de gente ampulosa, retórica, declamatoria, violenta, susceptible, huachafa o cursi. El humor supone reflexión, madurez, no tomarse demasiado en serio y la impresión, visto