La Hora de la Verdad

Miguel Ángel Malavia

Estambul, el surrealismo

Tras ocho días de experiencia maravillosa en lo que un día fue Constantinopla, retomo con ganas este espacio para ofrecer mis impresiones de la que es una de las más impresionantes ciudades de todo el mundo. Han sido tantas las cosas que me han pasado a mí y a mis 13 compañeros de viaje que he decidido dividirlas en tres bloques: el

El rey de la calle ‘Meretrices’

Vivimos en tiempos de repúblicas y de monarquías ornamentales. Sin embargo, en ciertos espacios urbanos sigue habiendo reyes. Partidarios, para más señas, de la monarquía absolutista. Es el caso de Jaime. De él, aunque nadie lo sospecharía, dependen muchas vidas en el barrio ‘Meretrices’. Jaime es el camello del barrio. Él decide

¿A qué huelen las guías de viaje?

En previsión a un viaje que voy a emprender próximamente a lo que un día fue Constantinopla, me pasé gran parte de la tarde de ayer husmeando entre las guías de viaje de la biblioteca de mi pueblo. Así, pude apreciar cómo cada una de ellas huele al espacio que pretende escrutar al detalle. Y no en un sentido figurado, sino real, auténtico.

Sabina, en carne viva

Rayando el alba, paseando por Tirso de Molina, lo vi. Ya no iba hasta arriba de coca, como antes. Eso, esa, que durante tantos años fue su inseparable compañera, su faz inspiradora, la puta droga, eso, esa, ya pasó. En ese momento, como los grandes crápulas que han visto de cerca el rostro de la muerte a causa de los excesos, simplemente

¡Que dejen en paz a Britney Spears!

Espero que nadie me tome este escrito como una frivolidad, porque no lo es en absoluto. Aclaro ya que en mi vida he comprado un disco de Britney Spears, ni he visto ninguno de sus conciertos, ni me gusta su estilo... ni nada. Pero ello no es óbice para decir que ya es la hora de que los medios de comunicación la dejen en paz. Los médicos

Mamá, ¿soy normal?

Ese día Elisa llegó antes a casa. Venía corriendo del colegio. Llorando. Josefa, su madre, al verla con tal sofoco, le preguntó qué le había pasado. Elisa, levantando la vista que hasta entonces tenía enfocada hacia el suelo, le preguntó: “Los niños se han reído de mí. Dicen que no soy como ellos. ¿Mamá, soy normal?” Josefa,

El día que Juanito volvió para ganar

Estadio de Saint Denis. París. Final de la Copa de Europa. Real Madrid y FC Barcelona juegan el último partido de la historia del fútbol. Queda un minuto para alcanzar los 90 reglamentarios. El resultado depara un ajustado empate a tres goles. El que gane será el último gran ganador en la epopeya del deporte rey. Los corazones de los

Sonia y Marta

El calor era insoportable. Después de toda una noche (ya eran las seis de la madrugada) sin parar de bailar y de beber cubatas como quien bebe agua, Sonia y Marta estaban destrozadas. Habían venido a la última disco de moda con sus respectivos novios. Pero la verdad es que ni una ni otra se encontraban ya muy a gusto con ellos. Desde hacía

Vivir con dolor

Era uno de aquellos días. Los peores. Soledad lo supo en cuanto abrió los ojos y notó cómo le dolían las articulaciones. Cómo le dolían las rodillas, los codos, las manos, las plantas de los pies... todo el cuerpo. Unos días se encontraba mejor y otros peor. Y éste era, sin duda, uno de los horribles. Soledad, de cincuenta años,

Silencio en Guernica

Son las cuatro de la tarde. 26 de abril de 1937. Silencio. Presentimiento. Miedo en aumento. Ruido de sirenas. Carreras. Huidas. Pavor. Gritos. Ocultamiento. Silencio. Eco de más ruidos. Llantos. Silencio. Silencio previo a lo que viene. A lo que se teme. Aviones. Aviones que sobrevuelan las cabezas de los inocentes. Está cerca: la matanza.

¡ÚLTIMA HORA!

¡Última hora informativa! Según ha anunciado hace cinco minutos Radio Landete Independiente, Mariano Rajoy acaba de prometer que si sale vencedor en las elecciones generales todos los españoles ganaremos el próximo sorteo del Cuponazo, un chalet en Matalascañas y el abono del equipo de nuestros amores. Por su parte, José Luis Rodríguez

La huida

A pesar de mi penosa forma física, corría desesperadamente. Cinco mihuras, con astas imponentes, estaban a punto de engancharme... sin terminar de hacerlo en ningún momento. La angustia hacía que mi corazón estuviera a punto de estallar. Jamás pensé que podría correr tanto. Tuvo que ser Rocinante, cabalgado en esta ocasión por el

Morir en soledad

Emiliana acaba de morir. Sóla. Esta mujer de 81 años, madre de seis hijos, ha expirado tras una larga agonía. Han sido 20 años de soledad, agonía de melancolía. Su gato, su amado gato, ha sido el único ser que ha estado con ella hasta el final. Durante largos años ha sido su eterno confidente, su pañuelo de lágrimas. Emiliana no

Ciriacadas

Si hace un tiempo mi camarada Ciriaco de Málaga acuñó en su blog el término “malaviadas” (en referencia a ciertos episodios surrealistas de mi vida), hoy quiero patentar en este humilde espacio las “ciriacadas”. Y aquí va la primera: 19 de enero de 2008. Esta misma mañana. Un aula cualquiera de la universidad Carlos III, en

La oración

No podía parar de llorar. María, tumbada sobre la cama, desnuda, tenía el alma rota. La noticia que acababa de recibir había sido la gota que había colmado el vaso de los sinsabores, tan habituales ya en su vida. El calor abrasaba su pecho cuando decidió incorporarse y mirar al mundo virtual que se abría todas las noches de luto ante

Ciriaco, el azote de los tibios

Año 2014. España. Tras el triunfo zapateril en las elecciones generales de 2008, Mariano Rajoy cayó del pedestal de las filas populares. Su sucesor, al final y contra todo previsto, fue Alberto Ruiz Gallardón. Tras una convulsa legislatura, Alberto I ‘el Eterno Aspirante’, acabó llegando en 2012 a la Moncloa. Eso sí, no sin antes

Amanecer

Los rayos del sol, paulatinamente, empiezan a caer de lo alto, rompiendo el luto del inmenso mar de estrellas que es el ocaso. El silencio, sepulcral, se mantiene cual omnipotente monarca del sonido. La Humanidad, sumida en el sueño glorificado y sacramental, no se percibe de su incipiente presencia. Tú, desde la ventana, eres el único

Madrid, 2150

¿Aún no te he contado mi último paseo por Madrid? Fue en el año 2150, en plena IV Guerra Mundial. La que en su día fue capital de España, no era ya sino un pequeño poblado en medio de la tribu mundial, gobernada por el clan Jay. Pasee y pasee, pero no vi la Cibeles, la Puerta del Sol o la Torre Picasso. No, en su lugar sólo aparecían

Sígueme

Sígueme. ¿Quieres volar? Sígueme. ¿Notas cómo el aire choca contra tus mejillas? ¿Ves a los ángeles que nos saludan? ¿Sientes la paz? Sí, aquí hay paz... será porque en este macrocosmos no hay ningún alma humana. Será porque sólo estamos tú y yo. Esto ha de ser, sin duda, aquello que llaman el paraíso... ¿Quieres nadar? Sígueme.

Cenando con las ánimas

La otra noche participé en una velada muy especial. Invitado por un ente misterioso, llegué al sitio indicado a la hora establecida. Dispuesto a cenar. Tras llamar al timbre, me abrió la puerta una cara muy familiar. Al sonreírme y llamarme “campeón”, no lo dudé más. Era él: el Fary. Embargado por la emoción, vi culminado uno

¿No me conoces?

Juan se paró delante de la puerta. Por un momento, dudó sobre si pasar a la habitación o no. La verdad es que hoy no había tenido un buen día y no tenía la fuerza mental para soportar, un día más, aquel vía crucis. Sin embargo, tras un amago de marcharse, al final entró. “Buenos días, señora”, espetó en un tono jovial, completamente

Amándonos a través de la luna

¿Estás mirando ahora mismo a la luna? Sí, lo siento. Estamos lejos, pero la luna nos une. Ambos, en este preciso instante, tenemos fijada la mirada en el mismo punto. Sí, lo sé, estás mirando la luna, ahora, conmigo... No te veo, pero te observo reflejada en el círculo blanco más lejano... más cercano. ¿No sientes cómo nuestra

La última noche de Ana

“Ha llegado la hora de poner fin a esta mierda”, se dijo Ana mientras las lágrimas desfilaban sobre sus mejillas. El último cliente de la noche se había ido hacía ya un rato y los efectos del gramo de cocaína que se acababa de tomar comenzaban a hacer sus efectos. Tirada sobre la cama, una chica de 20 años se quería morir. Ana

El Madrid melancólico

Una de las mejores cosas que existen es pasear por Madrid. Sobre todo de noche. Y mucho más cuando estás triste. La oscuridad cubre la angustia y te transplanta a la armonía, a la paz interior. Ante la Cibeles, de madrugada, helado de frío y sin nadie conocido a tu alrededor, es cuando mejor puedes reflexionar sobre lo que te está sucediendo.

Volando en el tren

Tengo mucho sueño. Es temprano, demasiado temprano. Aunque mis ojos tratan de amarrarse a las letras del libro, éstas se diluyen y escapan a mi alcance. El silencio, cómplice de mi anhelo por las sábanas, sólo es cortado por el traqueteo de las ruedas del tren, que se deslizan con relativa suavidad por las sinuosas vías. El panorama

El alma al son de un guitarra

Silencio absoluto. Oscuridad inquietante. Expectación máxima. Todas las miradas se dirigen en la misma dirección: sus largos dedos. De repente, la magia. Los focos se encienden y aquellos maravillosos dedos empiezan a acariciar las cuerdas que producen una melodía inolvidable. Es un momento inconmensurable, eterno. La guitarra adquiere

Amanecer de luto: Es 3 de mayo en Madrid

Es 3 de mayo de 1808. Amanece, pero no sale el sol, sino que permanece la oscuridad. Cientos de madrileños riegan con su sangre el luto que se extiende por todo el monte de Príncipe Pío. Las estrellas, horrorizadas ante las matanzas del galo invasor, también se niegan a emitir los destellos de su luz evanescente. Decenas de sentimientos

La carta del suicida

Hora y media después del acto suicida, María entró en la habitación y gritó horrorizada ante la visión de su marido colgado del techo. Tras el primer estallido de furia, culpabilidad y cariño, leyó la carta que Manuel le había dejado en la mesa del escritorio y que decía así: “María, mi vida, lo siento. Lo siento porque sé

Así deberían ser todas las guerras

Son las siete de la mañana. El sol, un día más, comienza a erigirse cual emperador inmortal. Es la hora indicada. El general Picolo, con un puñal entre los dientes y la mirada cegada por el ansia de la victoria redentora, otea el horizonte en busca del enemigo de turno. En el instante previo al estallido bélico, el general bajito, calvo

La vida en un vagón de metro

Si hay un espacio físico en el que se concentre la totalidad de la plural naturaleza humana, ése es un vagón de metro. Lo tengo comprobado y hablo desde la experiencia, ya que desde hace más de siete años utilizo a diario el transporte público. En ningún otro sitio se puede atisbar el infinito del ser humano. Una calle, un bar, un

La oración del anciano con chapela

El otro día presencié una escena que me produjo espasmos y sudor frío, pero que supuso un cambio en mí: Un señor de ciento quince años, de rodillas, con una chapela imponente y rodeado de sus tres nietos, rezaba con fervor. Agudicé el oído y pude guardar en mi memoria las palabras que salieron de sus vetustos labios y que transcribo

La última copa en el bar del pirata

Hace frío y llueve. Son las cinco y media de la madrugada. Estoy cansado. Me tomo la última copa y me voy a casa, me repito a mí mismo, como para concienciarme. Paseando calle abajo, llego hasta la puerta del último bar que encuentro abierto. Abro la puerta y... la fantasía. En medio de la penumbra más absoluta, conjugada con el resplandor

Sueño con el paraíso…

Ya son las tres de la madrugada y estoy leyendo ‘Los renglones torcidos de Dios’, de Torcuato Luca de Tena. Pasadas las cuatro, los párpados se me cierran lentamente. Me duermo... y sueño. Abro los ojos y desciendo por una escalera oxidada pero de tacto suave. Al llegar al suelo noto una brisa y un olor especial. A mi lado está el Almirante

Amor prohibido en Teherán

Mientras estaban sumergidos en lo más profundo del sueño, Mohamed y Hamid fueron despertados con el estruendo de la brusca apertura de la puerta de su habitación, derrumbada de una patada. No les dio tiempo a reaccionar. Estaban desnudos, tumbados en la cama. Cuando, por instinto, hicieron un amago de incorporarse, uno de los tres barbudos

No me importa

No me importa. Ya no volveremos a caminar juntos agarrados de la mano. Ya no volverás a mirarme como antes, con amor, con dulzura, con pasión… pero no me importa. Ya no volverás a besarme ni abrazarme, ni te veré a mi lado cuando me despierte por las noches, pero no me importa. Mis manos jamás volverán a acariciar tu blanca, dulce

Simón de Cirene

Simón, originario de la ciudad norteafricana de Cirene, era un hombre de mediana edad, barbado, de ojos profundos y anchas espaldas. Cuando ese día volvía del campo, se encontró, de repente, inmerso entre un gran gentío que gritaba desgarrado. Veía miradas de odio que insultaban a alguien y lágrimas de mujeres que clamaban ante la

Amor en el silencio de dos vidas rotas

Eran las cinco y media de la madrugada. Arrastrando sus pesadas botas rojas de charol, Elsa sacó las llaves de su minúsculo bolso y abrió la puerta de su casa. Silenciosamente, avanzó hasta situarse delante del espejo del servicio. Cuando levantó la mirada, vio la imagen de una mujer de cuarenta y cinco años, con el pelo teñido de rubio

Es mediodía en Kabul

Son las doce del mediodía en la hora local de Kabul. Ismail, un niño afgano de diez años, de tez morena y ojos aceitunados, se abre paso por las abarrotadas calles del centro de la ciudad. Su paso es firme y decidido. Su gesto, sombrío, no parece el propio de un niño de su edad. Cualquiera que se fijara en él, pensaría que es un niño

La magia del alma portuguesa

¿Qué diablos hago yo aquí?, se preguntaba Juan a sí mismo mientras daba tumbos por la noche lisboeta. Veía luces y sombras, todo giraba a su alrededor. Estaba borracho. Muy borracho. No sabía adónde ir ni qué hacer. Se encontraba realmente mal. Tres días antes había llegado a Lisboa con Marta, su novia de toda la vida. Llevaban un

La primera vez de Sofía

Sofía se encontraba tumbada en la cama, desnuda, temblando. Tenía mucho miedo. Estaba aterrada. Un sudor helado dominaba su cuerpo, en claro contraste con su corazón, que latía tan fuertemente que le parecía que se iba a desbocar. De pronto, empezó a rezar fervorosamente, desesperadamente. A pesar de su juventud (sólo tenía 15 años),

Miguel Ángel Malavia

Conquense-madrileño (1982), licenciado en Historia y en Periodismo, ejerce este último en la revista Vida Nueva. Ha escrito 'Retazos de Pasión', ¡Como decíamos ayer. Conversaciones con Unamuno' y 'La fe de Miguel de Unamuno'.

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