Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), Gran Bretaña, que había apoyado a los nacionalistas árabes, como arma contra el Imperio Otomano, firmó un tratado en 1916 con Francia, el Acuerdo de Sykes-Picot, con el consentimiento del Imperio Ruso y el Reino de Italia, que preveía la división territorial de gran parte de esa región entre las dos potencias imperiales. El acuerdo dividió las provincias otomanas fuera de la Península Arábiga en áreas de control e influencia británica y francesa. Ello conduciría, indirectamente, a la posterior partición del Imperio Otomano tras la derrota otomana en 1918.
El 9 de noviembre de 2017 -durante la Primera Guerra Mundial- se hizo pública ante todo la prensa mundial la Declaración Balfour que fue emitida por el gobierno británico anunciando su apoyo al establecimiento de un “Hogar Nacional para el Pueblo Judío” en Palestina, la cuna del pueblo judío, con población judía pero que estaba ocupada por los otomanos y colonos árabes.
El Mandato Británico para Palestina duró hasta 1948, este territorio administrado por los británicos pertenecía al pueblo judío y su nombre (Palestina) fue impuesto por el emperador romano Caesar Traianus Hadrianus (Adriano), nacido en Hispalis, de la Hispania Baetica (la actual ciudad española de Sevilla), que la sometió en el año 135 EC como parte de la represión romana de la revuelta judía de Bar Kojba. La rebelión judía tomó a Roma por sorpresa. Adriano llamó a su general Sexto Julio Severo que estaba en la Britania y convocó múltiples legiones, incluso las que estaban en el Danubio, donde los germanos no ofrecían la misma resistencia que los judíos a ser ocupados. El tamaño del ejército romano era mucho mayor que el de Tito, sesenta años antes. Las pérdidas romanas fueron muy grandes, entre ellas una legión completa, la Legio XXII Deiotariana, de hecho, fueron tan grandes que el informe de Adriano al Senado Romano no incluía el habitual saludo “Yo y las legiones estamos bien”. Las tropas romanas asesinaron a 580.000 judíos y arrasaron 50 ciudades y 985 aldeas, según el historiador y militar romano Don Casio.
El nuevo nombre de la provincia, Palestina, (así como el de Jerusalén, que fue renombrada Aelia Capitolina) fue impuesto por Adriano que le dio el nombre de Palestina con el fin humillar a los judíos que durante décadas habían sido atacados, y rechazados, por los philistim (filisteos), que eran los pueblos del mar indoeuropeos que desde Creta asaltaban las costas de Judea. Entre otras medidas Adriano quiso completar la disociación del pueblo judío con Judea, por la dificultad de someter a los judíos durante el conflicto entre 132-135.
El nombre de Palestina ha sido “secuestrado” hace pocas décadas por los colonos árabes, pertenecientes a la metrópoli siria, que vivían en todo el territorio de Israel, incluido Judea-Samaria (mal nombrada como Cisjordania), lo que los cristianos llaman Tierra Santa.
El irredentismo panarabista, de profundas raíces filo nazis, no era muy “vendible” a los ojos occidentales, y en 1964 se produce la metamorfosis de nombrar Palestina a lo que siempre los árabes habían conocido como “Bilad al-Sham” y también pasaron a considerarse “palestinos” cuando siempre se habían declarado como “árabes” de la Gran Siria. No está de más recordar que el fonema “P” no existe en árabe, y lo pronuncian como “B”, por lo que el nombre de Palestina les era totalmente ajeno, sólo lo utilizaban los judíos y cristianos que vivían en el Occidente de substrato cristiano.
El nombre de Palestina era conocido por los occidentales y por lo tanto su utilización por los árabes que ocupaban Tierra Santa era más asimilable a la fantasía irredentista árabe ante los occidentales, por lo que la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), coalición de movimientos políticos y paramilitares creada por el Consejo Nacional Palestino en Jerusalén Este en mayo de 1964 bajo los auspicios de la Liga Árabe, adoptó el nombre de Palestina, y la OLP fue considerada por la Liga Árabe desde octubre de 1974, como la “única representante legítima del pueblo palestino” cuando desde 1948 –Independencia de Israel- era reclamada por la Liga Árabe. Aquel mismo año, la Asamblea General de la ONU reconoció a la OLP como representante del pueblo palestino, otorgándole la condición de observadora. En esa fecha el Secretario General de la ONU era Kurt Waldheim, que en 1986 se reveló que fue militante nazi y prestó servicios en Grecia y Yugoslavia, como oficial de Inteligencia del nazismo en la Wehrmacht de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
Entre los árabe-palestinos hay dos tendencias ideológicas que se entremezclan y que se generaron posteriormente a la caída del Califato otomano (3 de marzo de 1924) en los círculos intelectuales del mundo árabe y musulmán que llevaran a cabo análisis sobre las causas del derrumbe y caída, y cómo superarlo. Las posturas que dominarán la escena árabe serán el panarabismo y el panislamismo, en ciertos momentos asociados en diversos grados y en otros enfrentados a muerte.
Panarabismo frente a regionalismo
El panarabismo es un concepto relacionado, en la medida en que exige un comunalismo supranacional entre los estados árabes. El idioma árabe moderno en realidad tiene dos palabras distintas que se pueden traducir al español como “nacionalismo”: qawmiyya derivado de la palabra qawm (que significa “tribu, nacionalidad étnica”), y wataniyya, derivado de la palabra watan (que significa “patria, patria”). El término qawmiyya significa apego a la nación árabe, mientras que wataniyya significa lealtad a un solo estado árabe. Wataniyya es a veces menospreciado como “regionalismo” por aquellos que consideran al panarabismo como la única variante legítima del nacionalismo árabe.
Durante la Segunda Guerra Mundial y años posteriores, el concepto de qawmiyya (apego a la nación árabe) se desplazó hacia variantes del socialismo nacionalista arabista, enormemente influidos por el nacionalsocialismo alemán (nazismo), llamando a la creación de “la unidad árabe revolucionaria”. Los grupos que se suscribieron a este punto de vista defendían la oposición violenta contra Israel y contra los árabes que no suscribían este punto de vista. La persona más identificada con qawmiyya (panarabismo) fue Gamal Abdel Nasser de Egipto, quien utilizó tanto el poder militar como el político para difundir su versión de la ideología panárabe por todo el mundo árabe. Si bien qawmiyya sigue siendo una poderosa fuerza política en la actualidad, la muerte de Nasser y la derrota árabe en la Guerra de los Seis Días han debilitado la fe en este ideal. La ideología dominante actual entre los políticos árabes se ha desplazado a wataniyya (regionalismo, lealtad a un solo estado árabe).
En el panarabismo destacaba el Baaz (Egipto –ya citada anteriormente con Nasser, Siria, Irak), que consideraba necesario crear un estado nacionalista panarabista y socialista, de influencia fascista y nazi.
El objetivo del panarabismo era, y es, crear un Estado árabe unificado e independiente La ideología nacionalista panarabista afirmaba que los árabes son una nación y promueve la unidad del pueblo árabe, celebrando las glorias de la civilización árabe, el idioma y la literatura de de los árabes, pidiendo el rejuvenecimiento y la unión política en el mundo árabe. Su premisa central es que los pueblos del mundo árabe, desde el Océano Atlántico hasta el Océano Índico, constituyen una nación unida por una etnia, idioma, cultura, historia, identidad, geografía y política comunes. Uno de los principales objetivos del nacionalismo árabe es el fin de la influencia occidental en el mundo árabe, visto como una némesis de la fuerza árabe para restablecer el esplendor anterior del mundo árabe, y la eliminación de los gobiernos árabes considerados supeditados al poder europeo y turco. Saltó a la fama con el debilitamiento y la derrota del Imperio Otomano a principios del siglo XX y disminuyó después de la derrota de los ejércitos árabes frente a Israel.
El panarabismo no toleraba minorías étnicas en sus territorios, todos los que eran pueblos no-árabes tenían que ser árabes, las minorías debían arabizarse. Tuvo que arabizarse la minoría copta, descendientes directos de los antiguos egipcios que profesan un cristianismo de los primeros siglos, con textos escritos en su lengua y alfabeto y con una Biblia copta del siglo IV; la minoría caldea, de origen caldeo, asirio y de judíos convertidos al cristianismo por el apóstol Tomás tuvo que arabizarse; lo mismo la minoría fenicia cristiana maronita en el Líbano. Por arte de magia todas estas minorías fueron consideradas árabes por los panarabistas, análogamente como los franceses consideraron que los magrebíes argelinos eran galos cuando conquistaron Argelia y consideraron que formaba parte íntegra de la metrópoli.
Los judíos no fueron aceptados en la panarabización, fueron considerados un cuerpo extraño en las tierras que desde hacía siglos vivían, y que más tarde fueron expulsados más de 850.000, principalmente a partir del año 1948.
Las personalidades y grupos asociados con el nacionalismo panarabista incluyen al rey Faisal I de Irak, el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser, el Movimiento Nacionalista Árabe, el líder libio Muammar Gaddafi, la Organización para la Liberación de Palestina, el Partido Árabe Socialista Baaz que llegó al poder en Irak para algunos años y sigue siendo el partido gobernante en Siria, y su fundador Michel Aflaq.
Panislamismo
El panislamismo cree que el esplendor de la Umma, la Nación Musulmana, volverá si los fieles musulmanes siguen el islamismo y yihadismo, pues juzga que la decadencia y desintegración del último califato, el Califato Islámico, se debió al abandono del Islam y de la Sharía y a la búsqueda de la modernidad de los infieles occidentales en lugar de acercarse a Alá, por lo que es necesario e imperativo volver a la religión original, el Islam sin componendas, y a la Yihad, así como repudiar la modernidad que es considerada equivalente a decadencia espiritual, y rechazar todo lo que ello implica: democracia, separación religión de estado, igualdad de género, igualdad entre miembros de diferente confesión, el socialismo, el comunismo, el liberalismo, la exaltación de lo material, el hedonismo, el abandono de la religión, la igualdad de género. Para recuperar el esplendor perdido es necesario volver a las raíces del Califato, el Islam primigenio del Profeta y los sahaba (los compañeros de Mahoma, y el de los califas Rashidún (bien guiados, ortodoxos).
En la corriente religiosa de retorno a los primeros días del Islam sobresale por su estructura y armazón ideológico, su fuerza, potencia y número de seguidores, y la génesis del yihadismo de los siglos XX y XXI, la Hermandad Musulmana (también conocida como los Hermanos Musulmanes) en Egipto. La filial de esta Hermandad en Israel es Hamás, la organización terrorista palestina que aúna panislamismo y panarabismo.
La Independencia de Israel, el 14 de mayo de 1948, produjo una afrenta al orgullo panarabista y panislamista, que dhimmies (ciudadanos judíos o cristianos a los que el Islam les toleraba vivir bajo condiciones humillantes en los territorios musulmanes), los dhimmies judíos pudieran autogobernarse y lo que suponía una amenaza teológica al Islam, pues el Islam estaba en la tierra para desautorizar, abrogar, superar y derogar al judaísmo y al cristianismo, ahora unos judíos, lacerados y diezmados por el exterminio y genocidio perpetrado por la Alemania nazi y sus colaboracionistas europeos, recuperaban su soberanía y el judaísmo liberaba parte de su tierra ancestral. La existencia de Israel mostraba que el judaísmo no estaba superado, a pesar de los deseos del Islam.
Las dos pulsiones, panarabismo y panislamismo, abarcan la dirigencia y la calle árabe-palestina, en diversas combinaciones. Al-Fatah el partido central de la Autoridad Palestina tiene mayor “dosis” de panarabismo, actualmente de corte wataniyya “regionalismo” pero con abundantes dosis de panislamismo, y en Hamás el panarabismo –también wataniyya -está sometido y reciclado e integrado al panislamismo.
La dirigencia política y religiosa palestina manifiesta claramente estas pulsiones, el panarabismo y el panislamismo y en como falsean la historia. Esto se manifiesta respecto a la Navidad.
Los panislamistas de Hamás se oponen totalmente a que los cristianos asistan a la celebración de la Navidad en Gaza. El número de cristianos en la Franja de Gaza se ha reducido significativamente en la última década, en 2009 se estimaba que había 3.000 cristianos en la Franja de Gaza, hoy en día, todavía viven menos de 1.000 en el enclave costero controlado por Hamas. La medida de Hamás de prohibir la celebración navideña ha sido condenada por algunos palestinos que la han calificado de señal de la actual represión del movimiento islamista contra los cristianos palestinos. [1]
Todos los panislamistas consideran lo mismo, como a miles de kilómetros de Gaza, la alemana Deutschsprachige Muslimische Gemeinschaft e.V. [Comunidad Musulmana de Habla Alemana] publicó un video el 20 de diciembre de 2019 en Internet sobre la Navidad. El mensaje del video en el que Abu Maher predica: “¡La Navidad es un insulto, una blasfemia, a Alá!” y “Quien blasfema no tiene derecho a seguir viviendo ni un momento”.
La “Comunidad Musulmana de Habla Alemana” (DMG) es una asociación registrada (e.V.) y oficial en Alemania. [2]
Los panarabistas de la Autoridad Palestina afirman que Jesús era palestino, era el “Nazareno palestino” como afirma el representante de la Autoridad Palestina en España en su felicitación navideña de 2020. [3]
Otros, como el Secretario General de la Comité Central de Al-Fatah, el partido central de la Autoridad Palestina, líder principal de la Autoridad Palestina, Jibril Rajoub, declaró: “El mayor palestino de la historia desde Jesús es Yasser Arafat”, y un editorial del diario oficial de la Autoridad Palestina se refirió a Arafat, Jesús y Abbas como la “Santa Trinidad” palestina: “Jesús es palestino; el abnegado Yasser Arafat es palestino; Mahmoud Abbas, el mensajero de la paz en la tierra, es palestino. ¡Cuán grande es esta nación de la Santísima Trinidad!”
[Al-Hayat Al-Jadida, 30 de noviembre de 2012] [4]
La Autoridad Palestina ha mostrado orgullo “Por María –la madre de Jesús- y todas las mujeres Shahidas (islamikazes), prisioneras, combatientes palestinas, que se han convertido en un modelo de sacrificio y una escuela que enseña el significado de dar y de sacrificio”. [5]
También la Autoridad Palestina ha afirmado que “todos los palestinos son descendientes de Jesús que era un patriota palestino” y “la historia de Jesús es la historia de su pueblo palestino”.
Al no tener historia palestina antigua, la Autoridad Palestina ha intentado durante muchos años convencer a su gente de que tiene una historia que se remonta a muchos miles de años, que hubo una antigua nación palestina, y que una de las grandes figuras de la historia, Jesús, fue su «antepasado» y son “descendientes biológicos de Jesús”. [6]
El hecho de que en la tradición cristiana Jesús es un judío de la nación de Judea y que el registro histórico no tiene registro de un pueblo árabe palestino, no es enseñado por la Autoridad Palestina. La Autoridad Palestina también ignora el hecho de que Roma solo cambió el nombre de Judea a “Palestina” después de la Rebelión de Judea Bar Kojba en el año 135, mucho después de la muerte de Jesús. Además, según la tradición cristiana, Jesús no se casó, no tuvo hijos y, por lo tanto, los palestinos no podían ser “descendientes de Jesús”. [7]
Intentar palestinizar a Jesús porque los romanos bajo el emperador Adriano en el año 135 cambió el nombre de Judea/Israel por Palestina (año 135) es como afirmar que los antiguos filósofos griegos como Sócrates, Platón, Aristóteles, Heráclito de Éfeso, Sófocles, Anaxágoras de Clazómenas, Epicuro, Diógenes de Sinope, Empédocles de Agrigento, Parménides de Elea, Pitágoras de Samos, Zenón de Elea, Tales de Mileto, Demócrito, Anaxímenes de Mileto y toda la larga serie de pensadores helenos, o Alejando Magno, o Hipócrates –famoso por ser suyo el juramento hipocrático de los médicos- o el judío Shaul de Tarso (San Pablo) son otomanos, porque nacieron en la Antigua Grecia -muchos siglos antes del nacimiento del Islam- que posteriormente perteneció al Imperio Otomano desde el siglo XV hasta su declaración de independencia en 1821, equivalente a afirmar que los emperadores romanos Trajano, Adriano y Teodosio, que nacieron en la Hispania romana, son árabes andalusíes.
Con el agravante que el afirmar que Jesús era palestino implica negar su judeidad, su pertenencia al pueblo judío lo que afecta totalmente y de pleno a los cristianos, es un “torpedo a la línea de flotación» del cristianismo, pues, si Jesús era palestino y no judío, los Evangelios y toda la teología cristiana es una pura farsa y absoluta mentira.
Ese es el objetivo de los panarabistas de la Autoridad Palestina y del representante de la Autoridad Palestina en España que satisface a los panislamistas.
NOTAS
[1]
[2] https://www.youtube.com/watch?v=RScgHDRjY8k&feature=emb_logo
[4] https://palwatch.org/page/4426
[5] https://palwatch.org/page/1669
[6] https://palwatch.org/page/4872
[7] https://palwatch.org/analysis/97-213
http://www.gees.org/articulos/panarabismo-y-panislamismo-frente-a-la-navidad