NOTA DE PRENSA
27 de enero de 2020
La Comunidad Internacional Baháí está profundamente preocupada por la reciente oleada de
persecución por parte de las autoridades iraníes contra la comunidad bahá’í, en particular por
una inquietante decisión institucional que afecta a los bahá’ís en todo el país.
Al forzar a los solicitantes del nuevo documento nacional de identidad iraní a seleccionar e
identificarse con solo una de las cuatro religiones reconocidas –es decir, el islam, el
cristianismo, el judaísmo o el zoroastrismo–, los que pertenecen a otros credos, incluido el
bahá’í, se ven obligados a mentir sobre sus creencias o a seguir privados de los servicios civiles
más básicos, como la solicitud de un préstamo, el cobro de un cheque o la compra de una
propiedad. Las enseñanzas baháís exigen que estos sean veraces y, por lo tanto, no pueden
mentir sobre sus creencias. Varios informes confirman que como consecuencia de la nueva
medida los baháís se han visto impedidos de obtener sus tarjetas de identificación.
Además, un tribunal ha dictaminado que todas las propiedades pertenecientes a los baháís en
la aldea de Ivel sean confiscadas basándose en que los baháís tienen «una ideología perversa»
y, por lo tanto, no tienen «legitimidad para la posesión» de ninguna propiedad. Esta decisión
indignante, se produce a pesar del hecho de que los baháís han residido en la zona y han
tenido propiedades allí durante generaciones, que se remontan a mediados de 1800.
En los últimos tres meses, docenas de baháís fueron arrestados y otras docenas recibieron
sentencias por motivos religiosos, sumando una pena de prisión de casi cien años.
Solo este mes, dos bahaís fueron condenados a más de diez años de prisión; en otro caso, el
oro utilizado por un bahaí en su negocio de joyería fue confiscado.
Diane Ala’i, Representante de la Comunidad Internacional Bahá’í en Ginebra, explicó además:
«A pesar de las continuas afirmaciones de los funcionarios iraníes dentro del país y en los foros
de las Naciones Unidas de que los bahá’ís tienen derechos de ciudadanía, las autoridades están
institucionalizando otro mecanismo que tiene como objetivo destruir la comunidad bahá’í
como una entidad viable, extendiendo así una campaña de persecución incesante de cuatro
décadas de duración contra los bahá’ís, en prácticamente todas las dimensiones de la vida:
cultural, social, educativa y económica». Aun así, los baháís de Irán siguen esforzándose por
vivir de acuerdo con los escritos baháís, que defienden la veracidad como «la base de todas
las virtudes humanas». «¿Cómo pueden los baháís que solicitan sus tarjetas de identificación
nacional ser castigados simplemente por ser veraces?».
En los últimos tres meses, los baháís también han sufrido múltiples redadas en sus hogares,
ataques a sus propiedades, confiscación de bienes, despidos y la continua negación del acceso
a la educación superior. En un caso, un hogar bahá’í fue completamente destruido. En otro
caso, un empresario no bahá’í fue obligado a proporcionar una lista de sus empleados bahá’ís
y luego a despedirlos.
Además, una incesante campaña de desinformación sobre la Fe baháí dirigida la población
iraní ha continuado con gran intensidad en las noticias y los medios sociales. Dicha campaña
tuvo un crecimiento exponencial desde 2016-2017. El patrón eran 3.000 publicaciones
difamatorias en medios públicos y este número solo en 2019 ha ascendido a más de 12.000
piezas de esa propaganda antibahá’í. Una pequeña fracción de este contenido está disponible
en el sitio web: Persecución de los bahá’ís de Irán.
Acerca de la Comunidad Bahá’í
La Fe Bahá’í es una religión con más de siete millones de seguidores establecidos en todos los
países y territorios del mundo. Su principio central es la unidad de la humanidad, objetivo por
el que trabajan los bahá’ís en su vida diaria a través de diferentes actividades de servicio a la
sociedad. La Comunidad Internacional Baháí (BIC) tiene estatus de órgano consultivo ante las
Naciones Unidas. En España, la comunidad nació en 1946 y actualmente cuenta con unos
5.000 miembros en todo el país. Está inscrita en el registro de entidades religiosas del
Ministerio de Justicia desde 1968.