«La tragedia es el catalizador con el que se comprueba y se purifica en Occidente el deseo masculino. La dificultad de incluir mujeres protagonistas en la tragedia no se deriva de los prejuicios masculinos, sino de ciertas estrategias sexuales que son instintivas. La mujer introduce una crueldad pura en la tragedia porque ella es precisamente el problema al que este género intenta dar solución.»
«Las principales mujeres de la tragedia —Medea y Fedra de Eurípides, Cleopatra y Lady Macbeth de Shakespeare y la Fedra de Racine— desvirtúan el género porque quiebran, desbaratan, la acción masculina. Las mujeres trágicas son menos morales que los hombres.»
«La inhospitabilidad de la tragedia para las mujeres se deriva de la inhospitabilidad de la naturaleza para los hombres. La identificación de la mujer con la naturaleza era universal en la prehistoria. En las sociedades dependientes de la naturaleza, ya fueran cazadoras o agrícolas, la hembra era honrada como principio inmanente de fertilidad. Con el progreso de la cultura, la artesanía y el comercio proporcionaron una concentración de recursos que liberaron a los hombres de los caprichos de los elementos o de los obstáculos geográficos. Al mantener a raya a la naturaleza, la hembra perdió importancia.»
«El clímax dramático occidental es el resultado del agón del deseo masculino. A la identidad por la acción. La acción es la vía para escapar de la naturaleza, pero toda acción vuelve a los orígenes, el útero-tumba de la naturaleza. Intentando huir de su madre, Edipo termina cayendo en sus brazos. La narrativa occidental es un cuento de misterio, un proceso de adivinación. Pero como lo que se adivina es insoportable, cada revelación conduce a una nueva represión.»
«El planteamiento griego que va del libre albedrío a la tragedia pasando por la hybris es un drama masculino, pues la mujer nunca se ha dejado engañar (hasta recientemente) por el espejismo del libre albedrío; ella no es libre. No tiene elección, sólo puede aceptar. Sin darle a escoger si desea ser madre o no, la naturaleza la ha uncido al ritmo brutal e inflexible de la ley de la procreación. El ciclo menstrual es una alarma que no se puede parar hasta que no quiera la naturaleza.»
- Sinopsis: : Arte y decadencia desde Nefertiti a Emily Dickinson
- Sexo, naturaleza y sociedad
- Feminismo y poder
- Amor, deseo y erotismo
- Mujer y Tragedia
- La Gran Madre
- Machos y Hembras
- Lo masculino
- Lo femenino
- Violencia, violaciones, violadores
- Lo andrógino
- El juicio del ojo (estético)
- El orden del Arte
- Capital, Libertad y Patriarcado
- Egipto y el Ojo Occidental
- Efebos
- Idolatrías
- Leonardo da Vinci y Miguel Angel
- Paganismo y Literatura
- El Romanticismo
- Lord Byron
- Novela Gótica
- Decandentismo, Dandis y Vampiros
- Sexo artístico
- América
- Emily Dickinson