El maniqueismo, esa rusticidad del pensamiento, hace estragos en las seseras de los españoles, o, como diría Podemos, de "la gente". De toda la vida, entre lo bueno y lo malo, lo bello y lo siniestro, el todo y la nada, el blanco y el negro, lo diabólico y lo angelical, los españoles hemos percibido poca cosa, escasa graduación, ningún intermedio, apenas colores,