Mientras París arde, Occidente debe dejar de preguntarse ‘¿por qué?’ y abordar la amenaza yihadista

Las llamas en París no son solo físicas. Son las brasas ardientes de décadas de autoengaño.

Al final, París es un espejo, no solo para Francia, sino para toda Europa, que refleja lo que sucede cuando cambiamos la vigilancia por el virtuosismo y las fronteras por la fe ciega. Es una ciudad que una vez resistió a tiranos y revolucionarios, que dio al mundo la Ilustración y que se mantuvo firme contra la ocupación nazi.

Hoy en día, combate una nueva amenaza: una que no lleva uniforme pero sí muchas banderas, que utiliza teléfonos inteligentes en lugar de armas, y que libra la yihad en nombre de la liberación mientras que encadena al Oeste con su propia culpa.

Ha llegado el momento de rendir cuentas. Si no enfrentamos esta cultura de destrucción ahora, un día despertaremos para descubrir que no queda cultura alguna que defender.

El escritor es el director ejecutivo de We Believe In Israel.

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