Doble y cruel ironía del destino
DOBLE Y CRUEL IRONÍA DEL DESTINO Ignoro si al atento y desocupado lector (ella o él) de estos renglones torcidos le está pasando lo que, de un tiempo a esta parte, me viene sucediendo a mí, que, aunque me he puesto en numerosas ocasiones a la tarea, nunca he logrado acabar de leer el Apocalipsis, de Juan. Además, tengo la impresión refractaria